ambiamos nuevamente de fase, vamos a mejor, la situación epidemiológica se va controlando: los positivos descienden, los ingresos también, las vacunas avanzan y con ellas la inmunidad, nuestros mayores pronto pasearán tranquilos por las calles, los niños ya lo hacen, las restricciones se flexibilizan y los sectores recuperan poco a poco su actividad. Vamos por el buen camino. Pero no hay que tener prisa ni dar pasos en falso, lo importante es llegar al destino. La estrategia de Navarra para afrontar la pandemia está dando los resultados esperados. No está siendo fácil, ni sanitaria ni socialmente, ni lo será económicamente a corto plazo, pero se está consiguiendo detener el avance del virus gracias a las decisiones sanitarias adoptadas y a la actitud de la sociedad navarra, y eso es importante para poder afrontar lo que nos queda. Es preciso sentir que el esfuerzo no está siendo en vano para ser capaces de seguir el resto del camino con el peso de las restricciones en la mochila, con libertades limitadas y carencias sociales. Pero hay que saber mirar para todos los lados para no caer ni dejar a nadie atrás en ese avance, y no perder de vista a la generación que sí o sí construirá el futuro que nos deje el coronavirus: los jóvenes de hoy, ellos y ellas son la sociedad del mañana y hay que escucharles y verles, porque sienten que no se les está viendo como lo que realmente son, que no se les valora su aportación, que no se les agradece su actitud y que en cambio se les recrimina constantemente juzgando y culpabilizando; que los hechos de unos pocos acaban generalizando y mostrando una realidad no del todo cierta. Los expertos piden no estigmatizar ni criminalizar a la juventud y abogan por llegar a ellos a través de campañas específicas y propuestas de ocio adaptadas a la situación actual que puedan satisfacer en parte todo aquello a lo que renuncian. Ser joven en tiempos de covid no es una tarea sencilla. No es un colectivo uniforme, ni se puede generalizar. La juventud de forma mayoritaria está siendo solidaria en su conducta porque todo lo que están dejando de hacer realmente es para proteger a otros más que a sí mismos. En esa edad no se ve el riesgo porque ¿quién no se ha sentido inmortal con 20 años? Necesitan en su día a día las relaciones sociales, el contacto, la fiesta, el ocio, la cercanía, todo lo que este virus nos desaconseja. Quieren moverse, viajar, juntarse, sentir, bailar, vivir intensamente y tienen que contenerse a diario para volver a casa a la hora en la que de normal acabarían de salir. Tienen la edad que otros ya tuvimos. Si lo vemos desde allí, seguro que nos hacemos mejor a la idea de lo que están pasando.

La juventud de forma mayoritaria está siendo solidaria en su conducta porque todo lo que están dejando de hacer realmente es para proteger a otros más que a sí mismos