uando te faltan las palabras, cuando no alcanzas a mostrar lo que sientes porque nada te sirve para nombrarlo, cuando quieres pero no puedes, siempre nos quedan las flores, ese lenguaje silencioso que nos permite hablar sin palabras, comunicarnos y expresar sentimientos y emociones sin necesidad de decir nada, porque ellas lo dicen todo. Amar, agradecer, despedir, querer, regalar, disfrutar, amar... Elegir una concreta o un color determinado es ya un mensaje en sí mismo. Las flores nos transmiten mucha vitalidad con su presencia, igual que las asociamos a la tristeza y el abandono cuando las vemos marchitas. Siempre me han gustado las plantas aromáticas, y ahora más, desde que sé que el romero se asocia al recuerdo y el tomillo a la fuerza y el coraje, y qué decir de las rosas, en todos los colores, pero sobre todo amarillas como el sol, intensas, alegres y vitales siempre, símbolo de la salud. No lo sabía, como otras muchas cosas que desconozco del fascinante mundo de las plantas y las flores, de todo lo que cuentan y transmiten, pero ahora lo sé gracias al Jardín de la Memoria que esta semana se ha presentado en el exterior del Complejo Hospitalario. Un lugar en el que sentir y vivir muchas de las emociones que nos han acompañado en este largo año de pandemia. Un jardín para pasear entre flores y dejarnos mecer por sus aromas y colores, para reflexionar, para encontrarnos, para mirar hacia atrás, aprender de lo vivido, agradecer y seguir apostando por el futuro. Este singular espacio, que tiene detrás la mano de dos artistas la creadora Alicia Otaegui, que aporta al lugar una instalación escultórica y el paisajista Mikel Baztán, es un lugar para no olvidar, para seguir agradeciendo a todas y todos los profesionales de la salud y de los cuidados lo mucho que nos siguen dando con su entrega. El reconocimiento que merecen, como las flores, necesita cuidados diarios, que no nos olvidemos de ellos, que no los dejemos atrás, ahora que solo queremos mirar para delante. Este jardín, con su simbología, también con su espacio virtual creado para quienes prefieren las palabras a las flores, será con el tiempo lo que perdurará de esta pandemia, donde “lo perdido, lo agradecido y lo aprendido” serán las semillas de las que nacerá, seguro, lo que está por llegar.

El reconocimiento que merecen los sanitarios, como las flores, necesita cuidados diarios, que no olvidemos, ni les dejemos atrás, ahora que solo queremos mirar para delante