Pese a ser profesor de Primaria en excedencia, Javier Esparza no anda últimamente muy fino con las sumas. “Los navarros han dicho que no quieren más cuatripartitos”, viene repitiendo desde la noche electoral mientras de manera simultánea invita al PSN a formar otro cuatripartito.

Quienes nos hemos educado con Barrio Sésamo, los conceptos de arriba, abajo, cerca, lejos, sumar y restar los tenemos bastante claros. Y tan cuatripartito es un acuerdo entre PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra que otro entre UPN, PP, Ciudadanos y PSN. Algo por otra parte tradicional en Navarra, donde es imposible que una sigla aglutine mayoría para gobernar en solitario. ¿Acaso ha olvidado Esparza aquellos gobiernos de UPN-PP con CDN y el apoyo externo del PSN? ¿No eran un cuatripartito o algo muy parecido? Otra cosa es que Esparza le haya puesto el apellido Suma a la coalición que impulsó para aglutinar a todas las derechas, que efectivamente suma escaños más que votos, pero resta posibilidades de que el PSN sea el compañero de viaje.

El problema de Esparza, más allá de la interesada interpretación que hace de cómo votó Navarra el 26 de mayo, es su persistencia en liarse con la aritmética más básica. De lo contrario, no se entendería que se atreva a decir que “Chivite no será presidenta de los navarros” si es investida con el respaldo de los 159.151 ciudadanos que votaron a PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, pese a que ese apoyo sería muy superior a de los 127.346 que se decantaron por el tripartito de derechas. Y todavía sería mucho más holgado si damos por bueno, como sostiene el propio Esparza, que también hay que incluir en ese acuerdo a los 50.631 que votaron a EH Bildu.

Definitivamente confundido con los números, el profesor Esparza aseguraba este jueves que Navarra Suma “será clave en todas las decisiones que se vayan a tomar en la legislatura porque representa el 40% de los parlamentarios”. Si tampoco tiene claro que las votaciones se ganan con más del 50% de los votos, debería mirárselo.