Los últimos datos y los resultados de los análisis sobre el brote de carne mechada contaminada por la bacteria listeria monocytogenes detectado en Andalucía y, en especial, la respuesta de las autoridades a la alerta sanitaria han generado, a su vez, preocupación y alarma social. En un balance aún provisional, el brote por listerioris ha afectado a 192 personas en Andalucía, donde se han comercializado todos los lotes contaminados, y se han registrado dos muertos. Pese a que en Navarra no se ha dado ni un solo caso, conviene sacar conclusiones tanto respecto al sistema de controles destinados a evitar la contaminación de productos alimentarios como de pura gestión de la crisis. De hecho, la consejera de Salud, Santos Induráin, acude hoy a la reunión convocada en Madrid por la ministra para analizar el brote y sus consecuencias. Resulta evidente que en este caso ha habido varios errores concatenados que han podido retrasar, primero, la detección del origen del brote -el propio consejero andaluz admitió “dos o tres días de desfase”-, donde también ha influido el gravísimo “error” en el etiquetado de productos de una marca blanca, y, posteriormente, en la respuesta a la crisis, que han dejado en evidencia la carencia de un protocolo adecuado, la descoordinación y probablemente la falta de transparencia en la gestión. El sistema de seguridad alimentaria vigente tanto en el Estado como en Navarra está basado en un mecanismo de doble control: el autocontrol de las propias empresas productoras y, además, el ejercido por la Administración. Es, en este sentido, un sistema seguro, siempre que se realice de modo adecuado. En este caso concreto, sin embargo, ha habido un grave fallo en el control interno de la empresa Magrudis, probablemente -como apuntaba ayer el Colegio Oficial de Veterinarios de Sevilla- por falta de higiene en el proceso. Y es ahí donde hay que extremar los controles para evitar primero una posible contaminación y, posteriormente, la distribución y consumo de productos afectados, garantizando que no hay ni alertas sanitarias ni alarmas sociales.