l acuerdo alcanzado entre Navarra y el Gobierno central que fija un objetivo de déficit del 2,6% del Producto Interior Bruto (PIB) para 2021 es una buena noticia. En primer lugar, porque avala la capacidad política de la bilateralidad Navarra-Estado que puso en valor la presidenta Barkos la pasada Legislatura -por ejemplo, con el acuerdo sobre el traspaso de competencias a la Policía Foral o con la renovación del Convenio Económico- y que se mantiene ahora con la presidenta Chivite y un Gobierno central ideológicamente coincidente con el socialista Sánchez al frente. También porque eleva del 2,3% acordado inicialmente -hace apenas dos meses- al 2,6%, la misma cifra que acordaron entonces PSOE y PNV para a CAV, lo que sitúa en igualdad de condiciones las capacidades reales de autogobierno de ambas comunidades históricas y de sus cuatro territorios. Y, por último, porque apunta que en el camino de la recuperación social y económica al rebufo de la pandemia sanitaria de la covid-19 y de sus consecuencias, Navarra transita con mejores perspectivas de las previstas hace sólo unas semanas. Más aún, si ese aumento del déficit y sus consecuencias en el techo de gasto a la hora de elaborar los Presupuestos para 2021 coincide con los datos ofrecidos por la Hacienda Foral, que ha actualizado su previsión de caída de ingresos fiscales para este año situándola en un -13,3% sobre el presupuesto de 2020. En suma, tras los últimos datos de recaudación, la cifra de previsión de caída de ingresos alcanza los 538,6 millones. Un dato importante y grave, pero también sensiblemente mejor del que la consejera Elma Saiz ofrecía a finales de mayo, cuando dibujó una pérdida de ingresos tributarios el 20,2%, unos 820 millones de euros. Es cierto que se trata solo de datos y números que tienen que ver con las grandes cifras de la macroeconomía financiera y presupuestaria -y que muchas veces tienen poco que ver con la realidad de la microeconomía doméstica y personal de miles de ciudadanos-, pero no dejan de abrir puertas para una actuación política, desde el Gobierno de Chivite y desde el conjunto de las fuerzas parlamentarias de Navarra, que permita abordar los Presupuestos y las prioridades de la inversión y el gasto público de 2021 con premisas sociales, laborales, económicas y fiscales que atiendan en mejores condiciones las demandas y necesidades de la sociedad navarra en la situación de crisis actual.