avarra Suma ha visto tumbados por la Justicia en apenas año y medio más de once acuerdos adoptados por su gobierno en solitario y de manera unilateral. Políticas sectarias en materia de euskera, de contratación laboral, en inversiones no consensuadas o dirigidas a desmontar el trabajo que desarrollan los colectivos de barrios. Un gobierno en minoría que prepara el camino hacia sus sextos presupuestos prorrogados. En definitiva, la discriminación al euskera, su intento por desmantelar los logros del anterior gobierno cuatripartito, su incapacidad para negociar y reconocer errores (la pasarela de Labrit) y la necesidad de controlar a toda costa el tejido social de la calle y de los barrios se han vuelto en su contra en forma de zarpazos judiciales. Su incapacidad de llegar a acuerdos con el resto de fuerzas políticas y de ignorar a otros agentes le han llevado a errar en decisiones como privatizar el servicio de grúas o acortar pasos (sin licitar previamente) para encargar el estudio del arreglo de la célebre pasarela por la que terminaremos de pagar el doble de lo invertido. Tampoco en política lingüística ha prosperado su pretensión de no respetar el bilingüismo en la imagen institucional de la ciudad. Le salió bien su cruzada contra los cambios de modelos lingüísticos en cinco escuelas infantiles. Sin embargo, no tener en cuenta la realidad sociolingüística de la ciudad tendrá su recorrido judicial porque vuelve a tener en pie de guerra a muchas familias. El alcalde quiere recortar, hasta dejar en centro y medio, la oferta en euskera. Ya para el próximo curso solo prevén 23 plazas en lactantes, un 15,2% del total. Ignorando la encuesta que encargó y de la que ocultó información al resto de grupos -con reprendimiento en los tribunales- que le dice que en Iruña el 36% de los encuestados apuesta por modelos con euskera en la 0-3. Tampoco ha tenido éxito su rechazo a la convocatoria de plazas en materia de igualdad y juventud, dos áreas en las que no puede evitar su ideario político. Tan evidente como pretender (el TAN le ha dicho que no) censurar una charla que ya había sido autorizada en la Casa de las Mujeres sobre la brecha orgásmica sucumbiendo a presiones de los sectores más ultras de su coalición. Los mismos que tratan ahora de tutelar a base de técnicos los proyectos que colectivos de barrio llevaban a cabo codo a codo desde hace años con niños y adolescentes. Y a los que en verano se trató de imponer unas colonias urbanas que los tribunales no admitieron. A Maya no le dan los números para imponer su modelo de ciudad pero tampoco de familia; la sociedad es más diversa y plural.