avarra se sitúa a la cabeza del Estado en la recogida selectiva de materia orgánica. En el avance de resultados de 2020 dado a conocer ayer por el Gobierno foral, la fracción biodegradable ya es la que más se separa, alcanzando 30.658 toneladas, lo que significa un aumento del 181% en diez años y un despliegue que alcanza al 85% de la población (en 2021 se incorpora la Ribera, alcanzando el 100%). Del total de basura que producimos conseguimos reutilizar y reciclar el 47%, muy cerca del objetivo del 50% que establece el Plan de Residuos de Navarra y la Directiva Europea. En 2027 debemos alcanzar el 75%. El principio de quien contamina paga no sólo afecta a empresas (nueva ley foral de Medio Ambiente), sino que las mancomunidades que ya están pagando al Fondo de Residuos por ser más contaminantes van a terminar trasladando a los recibos de los ciudadanos su menor compromiso medioambiental. Y entonces daremos el resto. Un esfuerzo en el que destacan los buenos datos (por encima del 50%) de mancomunidades como Sakana, Bortziriak, Baztan, Irati, Malerreka y otras entidades rurales que se han implicado de lleno en la recuperación de la materia más contaminante y que más se ensucia cuando va mezclada de otros restos y envases: la que llega de la comida y de restos orgánicos o de jardinería. Está bien que separemos vidrio, cristal o envases, es lo más fácil, pero el resto de desperdicios, sobre todo alimentarios, no pueden ir al contenedor verde. Pamplona y su Comarca, la que más basura y genera, es la que más tarea tiene por delante (el actual vertedero de Góngora es uno de los mayores focos de contaminación de CO2). La nueva planta de residuos de Imárcoain (2024), junto al nuevo sistema de acceso a contenedores, aprovechará toda la materia orgánica en lugar de enterrarla, la pura (que ahora se lleva a Caparroso) y la que llega mezclada y sucia en el contenedor verde. La pandemia no ha significado por otro lado un aumento de basuras, más bien al contrario, se han reducido en un 1,3%, debido a la ralentización del consumo pero también a un cambio en los hábitos de vida y a una mayor concienciación. Más conscientes quizás de que pandemia y cambio climático van de la mano. Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero durante el último siglo han hecho que muchos puntos del planeta sean accesibles para los coronavirus. Separar nuestra basura y generar menos desperdicios no sólo es un problema medioambiental, sino que también está afectando a nuestra salud.