a orientación sexual de las víctimas es una de las principales causas del creciente número de delitos de odio, en concreto la tercera por detrás de los que tienen raíz ideológica y los referidos al ámbito del racismo y la xenofobia. Pese al aparente carácter culto y democrático de la sociedad del siglo XXI, sigue habiendo preocupantes síntomas de intolerancia, discriminación, desigualdad y odio debidos a la identidad o la orientación sexual de personas o colectivos. Son actitudes inadmisibles en nuestra sociedad pero que lamentablemente se repiten con cierta frecuencia y, de hecho, los grupos implicados denuncian que están aumentando. Los datos de 2019 ya apuntaban un incremento del 8,6% en los delitos concernientes a la orientación sexual e identidad de genero. Pero el contexto no mejora ni a nivel local ni en el exterior. En el ámbito doméstico, un menor fue agredido en una localidad de la comarca de Pamplona por su orientación sexual; y en Europa ha concitado protestas la legislación húngara, que no reconoce derechos al colectivo LGTBI, y la decisión del principal organismo del fútbol continental, la UEFA, que prohibió que los colores de la bandera del arco iris iluminaran el estadio de Munich en un gesto de solidaridad. En este contexto se celebra hoy el denominado Día del Orgullo que recuerda, precisamente, las agresiones y discriminaciones que históricamente ha sufrido este colectivo, como la redada policial que tuvo lugar en Stonewall el 28 de junio de 1969 y que provocó graves disturbios que, por otra parte, dieron visibilidad a las reivindicaciones del mundo gay y fueron el detonante de la extensión internacional de la lucha por sus derechos. Aunque se ha avanzado mucho en el reconocimiento de derechos y en favor de la igualdad y la no discriminación , continúa siendo necesario ahondar, como sociedad, en el absoluto respeto a la identidad y orientación sexual de todas las personas. Sobre todo, porque las amenazas y los obstáculos de diverso tipo están aún muy presentes. La intolerable beligerancia fóbica de la ultraderecha en toda Europa, y también en el Estado, contra todo avance hacia el reconocimiento pleno de las personas LGTBIQ+, y de la que se ha contagiado la teórica derecha moderada del PP en sus vergonzantes pactos con Vox, muestran que es urgente la extensión y blindaje de los derechos de estos colectivos, por justicia, ética e higiene democráticas.