a cumbre del clima (COP26) que se celebra en Glasgow ha alcanzado su ecuador tras una semana en la que se han mezclado los grandes discursos de los líderes mundiales -con el jarro de agua fría de China e India por sus anuncios de notable retraso en los objetivos-, los esperanzadores primeros acuerdos contra el carbón, el metano y la desforestación y el escepticismo de los colectivos sociales escenificado en las multitudinarias manifestaciones celebradas. Tras los indudables avances habidos, la cita afronta ahora los momentos más decisivos, en los que los países deben acordar antes del viernes los compromisos, mecanismos, controles y financiación para alcanzar el objetivo de implementar políticas de descarbonización y fomento de las energías renovables para frenar el cambio climático, lo que obligatoriamente incluye ayudas para los países más pobres. Las expectativas, como se está viendo en el seguimiento de esta cumbre, son altas y los líderes mundiales deben responder a ellas con la necesaria ambición. En este sentido, la COP26 ha vuelto a demostrar la importancia del papel que juegan las instituciones locales y regionales y las naciones -más allá de los Estados- en los retos fijados. Navarra, cuya presidente María Chivite participa hoy en la cumbre, está siendo un agente activo en la cita de Glasgow donde ha presentado sus iniciativas y se ha sumado a los compromisos y consensos alcanzados. Navarra ha planteado 5 objetivos de acción climática. Se trata de compromisos en materia de residuos, edificación, biodiversidad y justicia medioambiental recogidos en el proyecto de Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética. Entre ellos destaca que los edificios públicos sean 100 % cero emisiones para 2030 o que todos los edificios públicos utilicen un 100 % de energía limpia. En el ámbito de los residuos también destaca el compromiso es desarrollar economías circulares que reduzcan los residuos orgánicos que van a los vertederos en los estados y regiones en al menos un 50% para 2030, o reducir el flujo total de residuos a los vertederos en al menos un 15% para 2030. Son los compromisos más importantes para implicarse de lleno en una transición energética eficaz y la señal de la implicación positiva de la Comunidad Foral en la urgente lucha internacional contra el calentamiento global.