a dirección del grupo Volkswagen Navarra confirmó ayer sus planes para transformar la fábrica de Landaben en una planta mixta (eléctrica y de combustión) a partir de 2025, especializada en principio en el segmento de los llamados todocaminos urbanos (tipo T-Cross). Una apuesta que depende no obstante de la ayudas públicas que reciba la multinacional alemana por parte del Gobierno español. Los 3.000 millones de euros para la industria española del automóvil, y que servirían para apoyar la transformación industrial tanto de Martorell como de Volkswagen, ya están aprobados pero todavía queda por saber su reparto. En este sentido la presidenta del Gobierno María Chivite confiaba ayer en que el Gobierno del Estado aprobará "antes de finalizar el año" el PERTE, es decir, la convocatoria de ayudas a la que podrá optar el grupo VW, y habló de "esperanza" en "la línea de trabajo" realizada desde ambos gobiernos. También el presidente del comité de VW Navarra remarcaba ayer que "Volkswagen Navarra tiene futuro a medio y largo plazo" y añadía que los dos vehículos que podrían llegar a Landaben, ambos del segmento SUV, están en "auge en el mercado" y estarían fabricados en una planta que tendría la ventaja de ser multimarca (VW, Skoda y Seat-Cupra). Apuestan desde los sindicatos porque a largo plazo, y una vez que solo se fabriquen eléctricos, Volkswagen Navarra pueda producir un volumen importante de vehículos en torno a 400.000 coches al año, lo que posibilitaría el mantenimiento de los puestos de trabajo de 4.000 a 5.000 trabajadores. Buenas perspectivas que se tendrán que trasladar a un mercado, el de la automoción, tremendamente competitivo. La misma planta navarra fabricaría también para Skoda, en la República Checa con costes son sensiblemente inferiores. Mientras otras marcas como Peugeot anuncian que venderá exclusivamente coches eléctricos a partir de 2030. La Comisión Europea ha propuesto el fin de la venta de vehículos de gasolina, diésel e híbridos para 2035. Según estos planes, España tendría que contar con 5 millones de vehículos eléctricos (puros e híbridos enchufables) en 2030 y tendría que multiplicar por 25 la flota actual. Se estima que uno de cada dos compradores lo tiene en su mente a la hora de cambiar su vehículo, una tecnología todavía cara para el ciudadano medio. Adquisición que al menos hoy cuenta con ayudas directas e incentivos fiscales por parte del Gobierno foral que cubren al menos la tercera parte del coste.