Resultan escalofriantes las imágenes que informan de un accidente de tráfico en el que están envueltos ciclistas. Escenas de fin de semana en los que la práctica deportiva en grupo acaba en tragedia por la imprudencia de un conductor o conductora. Recientemente, un coche que se dio a la fuga embistió a nueve ciclistas en Castellbisbal (Barcelona), con el balance de un muerto y tres heridos. Este es solo un ejemplo de incidentes similares en los que la convivencia en la carretera de vehículos y bicicletas resulta peligrosa y en ocasiones trágica. Aunque se han ido aplicando medidas y consejos para proteger a la parte más vulnerable, el goteo de víctimas no ha mermado. Ahora, la llamada ‘ley ciclista’ quiere acabar con la impunidad de los infractores. La norma penaliza de nuevo las imprudencias graves cometidas en carretera por coches y vehículos a motor, como ocurría antes de 2015 cuando este precepto fue suprimido. Ahora, la ley modifica el concepto de imprudencia grave para que pueda ser tratado de oficio: si un juez determina que existe imprudencia grave como causa de un accidente de tráfico, puede iniciar el procedimiento penal sin que la víctima lo requiera. Además, siempre que incluya víctimas, ya sea heridos o fallecidos, las autoridades administrativas deberán ponerlo en conocimiento de las autoridades judiciales acompañándolo del atestado. Se elimina también la posibilidad de que el juez pueda apreciar inexistencia de delito y archivar la causa; de esta manera, si el juez determina que hubo imprudencia cometiendo una infracción grave de tráfico, siendo causa de una lesión grave o muerte, deberá calificarla como mínimo de imprudencia menos grave, pero nunca como leve, por lo que deberá ser resuelta por vía penal. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), las cifras de siniestralidad entre quienes circulan a pie o en vehículos de dos ruedas siguen siendo preocupantes: en el provisional de 2021, representaron el 38 % de los fallecidos en accidentes de tráfico, aunque con mayoría para los motoristas (241) y peatones (110) siendo más numerosos que los ciclistas (31). Dicho esto también habría que pedir prudencia a los ciclistas que incumplen las normas y dificultan el tráfico o ponen en peligro a los peatones. Porque la seguridad en la carretera es responsabilidad de todos.