Iremos enseguida con Andalucía, por supuesto. Pero no he podido concederle honores de titular y primer párrafo a un negacionista no ya del cambio climático sino del termómetro. “No hace calor”, titula Juan Diego Madueño sus líneas de hoy en El Mundo. En ingenuidad incorregible, pensaba que era ironía. Pero no. La pieza es un desparrame que pretende concluir que tener 40 grados en más de la mitad de la península en la segunda semana de junio es de lo más normal. Y el que se queje, es un histérico: “La Humanidad está sentada en la sala de espera de la extinción masiva esperando ser llamada por alguna de las aniquilaciones disponibles. Durante estas fechas se habla de los calores infernales causados por el efecto invernadero como la última sensación del hombre antes de desaparecer. La histeria climática agrava la sensación de estar bajo un calor final, exasperante, asesino. No hace calor cuando se asume con resignación”. Lo que usted diga, pero hace un calor de narices.

De hecho, uno de los probables efectos de la canícula es el desbarre que se pega Alfonso Ussía en El Debate a cuenta de no sé qué del beso de Blancanieves. Aquí les copio y pego un párrafo: “Me preocupa Blancanieves, pero me preocupa aún más que el odio a la Monarquía de los socialistas, comunistas, podemitas de Stalin, podemitas de Lenin, podemitas de Yoly, podemitas de Belarra y la niñera de Irene, se ocupe también de la Monarquía de la nación del príncipe de Blancanieves”.

Y venga, va. Vamos con lo de Andalucía, que a ABC le da para hacerse una de esas portadas de Juan Palomo. Junto a una foto del presidente español a casi toda plana, el vetusto titula en primera tal que así: “El PSOE espera que Sánchez asuma el baño de realidad”. ¿El PSOE? ¿Quién es el PSOE? ¿Con cuántos del PSOE (¡y con quiénes, en concreto!) hay que hablar para poder atribuir algo a todo el PSOE? Como imaginan, nos quedamos sin saberlo porque la información que supuestamente sustenta el titular es puro onanismo periodístico.

Por si quedaran dudas, lo comprobamos en un editorial hecho a medida de la apertura porompompera. Se titula, qué casualidad, “Andalucía, un baño de realidad para el sanchismo”. La teórica sustancia es la misma nada que alimenta la información de las que les hablaba arriba: “Unas elecciones como estas suelen votarse en clave autonómica, pero si algo está concitando Pedro Sánchez a escala nacional es un rechazo creciente. La preocupación en el PSOE, aún larvada y solo expresada sotto voce, porque en eso ha convertido Sánchez a su propio partido, es máxima. Nadie se atreve a hablar en alto, y hay quien espera agazapado a que se dé un baño de realidad que le obligue a reaccionar”.

En Libertad Digital apenas se nota el crujir de dientes por lo bien que parecen pintarle las cosas al PP en la Bética y la Penibética. Su peor pesadilla es que los populares no necesiten a Vox. Así que Pablo Planas le pone una vela negra al candidato a la reelección: “A Juan Manuel Moreno Bonilla se le está poniendo cara de ciclista que pierde la carrera por levantar los brazos antes de cruzar la meta. El presidente de la Junta de Andalucía y candidato del Partido Popular no es precisamente un líder carismático ni un titán de la gestión. Se defiende, no cae mal y en sus cuatro años de gobierno no ha causado ningún estropicio”.

Jorge Bustos, sin embargo, no tiene la menor duda de que el domingo habrá un paseo militar de la(s) derecha(s) y celebra por adelantado en El Mundo la paliza para el socialcomunismo Frankenstein y me llevo una: “Lo que está a punto de suceder en Andalucía es una drástica actualización. Un ajuste de cuentas con el atraso político, con el artificioso imperio del mito antifa sobre el logos democrático. Una leyenda primitiva y visceral, arraigada en una memoria de parte, amorosamente cultivada por el PSOE desde los tiempos homéricos del clan de la tortilla y reciclada incansablemente por Zapatero y Sánchez. Esa leyenda postula que la derecha democrática sigue siendo franquista, no puede dejar de serlo y seguirá siéndolo por los siglos de los siglos”. Anda que no tiene fácil la tal “derecha democrática” marcar distancias con el franquismo…

La soflama de Bustos iba por unas palabras de Yolanda Díaz sobre los represaliados del franquismo. A Antonio R. Naranjo también le han disgustado, a juzgar por la machirula filípica que se larga en El Debate sobre la vicepresidenta: “Díaz ha mejorado el matonismo verbal de Iglesias y ofende por lo que hace, pero no por cómo lo dice, pero sigue siendo Pablo, con tetas y pintalabios, pero Pablo”.