Otra vez suena Karina en los altavoces diestras. Aires de fiesta para celebrar que la media docena de magistrados del TC conservadores —dos de ellos, caducados— han ordenado al Senado que no vote sobre que es tabú.

"Han sido, que lo tengan a gala, seis hombres buenos en defensa de la ley y de la democracia española"

Editorial de La Razón

Seis hombres buenos en defensa de la ley”, se albricia el editorialista de La Razón en una pieza con olor a naftalina que empieza así: “Sobre los seis magistrados del Tribunal Constitucional que han frenado la deriva autoritaria del Gobierno de la Nación caerán ahora todos los males del infierno mediático y político que sólo la izquierda española es capaz de desatar contra aquellos, que con la razón y la ley en la mano, se atreven a levantar la voz de la Justicia. Han sido, que lo tengan a gala, seis hombres buenos en defensa de la ley y de la democracia española. Con todo, lo peor es el espectáculo de unos jueces ideológicamente próximos a la izquierda gobernante, que han tratado por todos los medios, incluida la amenaza de abandonar el pleno para romper el quorum, de dilatar una decisión jurisdiccional para la que el Constitucional está perfectamente legitimado”.

Como guinda, el director del diario azulón, Francisco Marhuenda, titula su desparrame “Los leguleyos de la izquierda”. Se trata de un presunto retrato de otros, pero en realidad, como verán es el autorretrato de un tipo que pontifica que la soberanía popular es una idea pintoresca. Tal cual, como verán: “Los juristas de Wikipedia, que abundan en el erial intelectual de la izquierda política y mediática española, aplauden con enorme fervor el asalto contra las instituciones y han abrazado esa pintoresca idea de la soberanía popular. Es el argumento que utilizaban los independentistas en su golpe secesionista y era la legitimidad para atropellar los derechos de los diputados de la oposición”.

"El Gobierno no solo ha asumido sin disfraces ni matices el discurso del independentismo catalán, sino que ha debilitado al Tribunal para manejarlo a capricho"

Editorial de ABC

En ABC, el editorialista descorcha el cava. “El TC frena a Sánchez” es titular, aunque también podría haber sido “Que se sepa quién manda aquí”, a juzgar por las preguntas que se hace el amanuense oficial de la cabecera madrileña de Vocento: “¿Desconocen el poder ejecutivo y legislativo que el TC es el dique de contención de nuestra democracia? ¿Desconocen que deslegitimándolo se deslegitima nuestro Estado de derecho? El Gobierno no solo ha asumido sin disfraces ni matices el discurso del independentismo catalán, sino que ha debilitado al Tribunal para manejarlo a capricho, y además con un choque institucional inédito repleto de acusaciones injustas e inveraces”.

Casi todos los arponeros de la opinión del vetusto diario dedican sus mordiscos a la cosa en una especie de competición por ver quién la suelta más gorda. El probable ganador es el tal Hughes con una filípica que bien podía haber sacado de algún ejemplar de la hemeroteca del propio ABC en 1936. Solo hace falta cambiar las fechas: “Crujen los cimientos del Estado y las viejas formas del 78 desaparecen. Las palabras se afilan, los sentidos se pierden. La ponzoña crece y con ella el ruido. Lo vivimos en los días anteriores y posteriores al 11M, lo vivimos en los días anteriores y posteriores al 1-O del 2017 en Cataluña y lo sentimos ahora, en medio de la perplejidad jurídica, como si estuviéramos en la antesala de algo, como si esto solo pudiera preludiar una sacudida. En ella está la izquierda ultramontana, el independentismo y está el PSOE, unido a lo institucional por un hilo cada vez más débil que se recubre de una retórica de plena deslegitimación y polarización”.

"Acabaremos peor que la Venezuela socialista, comiendo judías de lata y con los Bolaños quemando constituciones"

Cristina Casabón (ABC)

Como accésit de estos juegos proponemos a Cristina Casabón, que, cual bruja Lola del opinaterismo, nos vaticina un futuro negro: “Acabaremos peor que la Venezuela socialista, comiendo judías de lata y con los Bolaños quemando constituciones. Las Manolis de Podemos y Pedro Sánchez comparten el mismo discurso, ambos han hablado de «golpe» de la derecha política, mediática y judicial”. Un peldaño por debajo queda Isabel San Sebastián, que ya se huele que nos quitarán las urnas: “La sangre hierve de impotencia a la espera de que las urnas nos den la oportunidad de actuar, si es que nos dejan votar y no es demasiado tarde”.

"Aún quedan seis jueces en el Berlín de Pedro Sánchez"

Jorge Bustos (El Mundo)

Cambiamos de guateque. Ahora nos personamos en el de El Mundo, donde Jorge Bustos recita con los ojos fuera de las órbitas una oda natillosa en honor de los héroes del momento. “Aún quedan seis jueces en el Berlín de Pedro Sánchez”, se titula el ditirambo, que remata así: “Se apagarán los chillidos en la corte mediática de Pedro el Minúsculo. Se identificará el origen del ruido en la mutación populista del PSOE a partir de la censura de la mano de la sedición. Y se recordará a los seis jueces que bajo amenaza decidieron defender a los modestos copropietarios del 78”. Desde la última página, Raúl del Pozo ejerce de telonero, aportando esta demasía: “Los que mandan ahora, como le ocurrió a Trump, no pueden concebir que un juez esté a su altura y les puedan poner pulseras”.

En el editorial disfrazado y sin firma de El Español, Pedro J. Ramírez también celebra el 6 a 5. “El TC impone el sentido común” es el titulo de la moralina, con aviso a navegantes a los disolventes: “La decisión generará polémica, especialmente entre los socios del Gobierno, cuyo compromiso con la legalidad constitucional es en el mejor de los casos incierta. Pero debería servirle al PSOE para constatar que las instituciones no le seguirán fácilmente por ese camino de cuestionamiento sistemático de la Constitución y de los procedimientos más elementales de nuestra arquitectura legislativa”.

Terminamos en el digital ultracatólico El Debate, que abre a todo trapo con este titular: “Una decisión inédita del Constitucional suspende las dos enmiendas abusivas de Sánchez”. Como la decisión salió la tarde, los opinateros andaban a por uvas. Solo el subdirector, Luis Ventoso, ha tenido cintura para incorporar a modo de morcilla esta postdata de agradecimiento: “Gracias, presidente Trevijano, por no arrugarte ante los que querían hacer gárgaras con nuestras leyes”.