Encuentro familiar de descendientes navarros
Soy argentina, aunque llevo cuatro años viviendo en esta maravillosa provincia, que tan abiertamente nos ha recibido a mi marido y a mi hijo mayor, Facundo, que hoy tiene 8 años. Les quería contar una anécdota de las que supongo habrá muchas por esta zona.
Allá por 1890 llegaron a Argentina, procedentes de Lumbier (Navarra), los hermanos Simón y Ramón Bayúgar y su sobrino Vicente Bayúgar. Simón y Vicente se establecieron por la zona de Adolfo Gonzales Chaves y Tres Arroyos en la provincia de Buenos Aires, mientras que Ramón lo hizo en San Juan (Argentina). A principios del siglo XX, llegó Pedro Bayúgar, hermano menor de Vicente, quien se estableció en Tres Arroyos. Aquí formaron sus familias -algunas muy numerosas-. Sus integrantes se encuentran radicados en distintos puntos del país y en España, México DF, Estados Unidos y Australia. Los apellidos relacionados con la familia Bayúgar son: Arzoz, Suárez, Elisio, Morgavio, Carrera, Anzizu, Mazza, Menichini, Lohmi, D"Angelo, Arambillet, Quarracino, Gáspari, Scuri, Sabeli, Médico, Di Nunzio, Ochogavía, Marochi, Erdocia, Segovia, Vega, Vaca, Rossi, Fioriti, Aizpurúa, Fiocca, Fernández, Liva, de Uriarte, Tarling, Ceriani, Escala, Aftalión, Álvarez Castillo, Pitencel, entre otros. El sábado, en un establecimiento de campo cercano a Mar del Plata se realizó un encuentro familiar. Entre los asistentes estuvo la hija de don Pedro Bayúgar, Marta Beatriz Bayúgar de Aftalión, Chicha, de 87 años, que pertenece a la primera generación del apellido en el país, y Matías Benjamín Álvarez de Uriarte, de 1 año, chozno de Vicente, que pertenece a la quinta generación. Lamentablemente mi familia y yo no pudimos estar, ya que el encuentro iba a ser en julio, fecha en la que viajamos con mi familia a Argentina pero se suspendió por la gripe A.
Me gustaría poder compartir con la sociedad navarra mi orgullo de ser descendiente de esta familia tan maravillosa y por qué no, a partir de aquí, encontrar más descendientes de estos luchadores navarros, que un día hicieron un viaje tan largo para buscar trabajo y un buen porvenir. Quién hubiese imaginado que casi 110 años después, mi hijo pequeño, Juan Pedro, de tres años, iba a estar anotado en el mismo registro civil (Aoiz) que mi bisabuelo Vicente.