Las personas que hemos tenido muchas dificultades en la vida para crecer intelectualmente y madurar como personas adultas, al principio nos sentimos inseguras de nosotros mismos. No por falta de experiencias vitales duras, que las hemos tenido y superado con nota. Muchas veces tenemos falta de autoestima. Si una persona no se quiere a uno mismo, es difícil que quiera a a los demás. Y eso es lo que me ha pasado a mí en la vida. Las personas que hemos madurado mucho pero a última hora, nos sentimos con tanta capacidad de decisión y de tener suficiente autoestima que pecamos de prepotencia y de ser arrogantes. Y no nos dejamos aconsejar por nadie y tenemos poca humildad. Ahí es donde quiero crecer, con diálogos tranquilos y relajados. Sin tanta prepotencia como la que he tenido y sentido en los últimos años de mi vida. Con una buena base de humildad.