A quienes el día 5 de mayo ocuparon los asientos 1 y 3 de la fila 20 de la sala principal del Baluarte, día y lugar donde actuaba la Orquesta Sinfónica de Euskadi.

Les traslado mi admiración tanto por su delicada sensibilidad musical como por su indulgente y exquisita actitud con la señora sentada a su derecha en la butaca número 2, la cual tuvo un repentino malestar en plena actuación, a quien, por cierto, me extraña que no hubieran reconocido.