Desde mi punto de vista de peatón implicado, opino que en este asunto hay una gran ficción y una enorme realidad. Vamos primero con la ficción.

Si alguien viniera sin saber nada de nada -algún extraterrestre- y oyera nuestras conversaciones peatonales, sacaría seguramente la siguiente conclusión: que recientemente ha aterrizado del espacio o desde la estratosfera algún ser malnacido u algún bicho, que nos esta acosando sin piedad. "Todavía está aquí", nos oiría decir, y "ahora se ha ido" o "puede que reviva en invierno".

O sea, una invasión en regla. De hecho los militares, cuando recibieron información de que España estaba siendo invadida por un virus, salieron de los cuarteles con todas sus medallas y se alinearon junto al Ministro de Sanidad. Al cabo, al no encontrar en la calle a quién dar leña, regresaron a sus lares, no sin conseguir la subordinación de las "Autonomías" y algunas cosillas más.

Esa es la gran ficción, porque la realidad es bien otra: somos nosotros mismos los humanos, quienes, transgrediendo todos los límites, hemos atacado y enfermado a la biosfera. El cual no es ningún satélite artificial que ande dando vueltas por ahí, sino el medio en el que vivimos; y la pandemia no es la invasión de un virus extraño a nosotros, sino el golpe de boomerang que nos devuelve dicha biosfera.

La verdad es que en este estado excepcional de alarma, cabía pensar cualquier cosa. Visto que somos manipulados continuamente por los cuatro monopolios de información que nos dictan "la línea correcta", podemos creer lo que plazca a la "élite": ese 1% de privilegiados (el Estado Profundo al servicio del Capitalismo salvaje) que nos guía y educa desde nuestra cuna.

Digo que podíamos creer cualquier cosa. A veces ellos mismos han sembrado o alentado alertas rojas. Así pues, era razonable pensar que la pandemia era una cosa montada por ellos. Sin embargo, yo que no había oído todavía el cuco de marzo, me dije: a ver si el cuco les ha pillado a contrapié a ellos también. Y así creo que ha sido, aunque luego, ya se ve venir, sacarán provecho a esto también, pues tienen todos los medios a su alcance para ello.

Y estando todo dios confinado, la primera vez que ocurre en la Historia Universal, me dediqué a hacer un poco de memoria. Y en efecto, dejando aparte lo de la "peste negra" de la Edad Media que diezmó toda Europa, en los últimos cien años ha habido varias epidemias a recordar: en 1918 ocurrió una gran epidemia de gripe que afectó a 40% de la población; seguidamente fue el gran crac de 1929 en el que se suicidaba tanta gente en Nueva York. Coincidió con la 1ª industrialización a lo salvaje y con la Primera Guerra Mundial. ¿Coincidió?

La segunda epidemia fue la de 1958, que nos afectó especialmente a niños y adolescentes: "la gripe asiática". Previamente, en 1950-53, además de la segunda posguerra europea, era la época de la 2ª industrialización y de sus daños colaterales: toda clase de contaminación industrial, además de las Guerras del Lejano Oriente. Los soldados estadounidenses que volvían de la guerra de Corea trajeron una epidemia que causó 116.000 muertos sólo en EE.UU.

Luego está la famosa "crisis" del 2008, en que se despojó a la población para rescatar a los Bancos. Y por fin la actual pandemia. No es como las otras epidemias, sino la primera pandemia planetaria de la especie humana (que se conozca al menos)

Ya no se trata solo de guerras y miserias locales, que también las hay: esta vez del Próximo Oriente esta. ¿Qué hemos hecho tan grave como para dañar todo el entorno en el que vivimos? Cada cual puede llamarle como guste: Biosfera, Gaia€ El hecho es que no son partes de una máquina (como nos enseñó desgraciadamente Aristóteles), sino que funciona como un todo; por eso su reacción al ser herido de gravedad. Eso no es ya la gran Ficción imaginada por nuestras mentes, sino la enorme Realidad.

Cada quien tendrá su opinión, y yo voy a rematar mi argumento: se trata de la 3ª revolución industrial (la tecnológica agresiva) y de sus múltiples basuras. No hay sino mirar a todas partes: aparte de los vertederos mismos, ya de por sí más venenosos que nunca, está la contaminación química, transgénica€ y electromagnética de gran alcance.

En efecto, la tecnología 5G de la que se habla tanto, es sólo un punto negro de todo el basurero de ondas micro-electromagnéticas que nos rodea, ya no sólo en los tejados de las ciudades, sino también en las capas de la estratosfera y del espacio circundante. ¿No es de esos centros de donde ha partido la "pandemia" y donde más ha repercutido? No hay más que contrastar datos. Y da lo mismo que la cosa se achaque a un bendito murciélago que a un caimán. El hecho enorme es que el "homo sapiens sapiens" ha envenenado también a los animales.

Al capitalismo no le interesa para nada que se diga esto, pues si es que tiene algún plan, es el de seguir con los motores del super-desarrollo a toda máquina, hasta que el Titanic se hunda. Y nosotros qué: ¿dejaremos el destino de la humanidad en sus manos?

Ahí está el enorme interrogante. No hay vacuna que solucione (que solucione, digo) la realidad de un planeta dañado. A no ser que encuentren una vacuna para la mente de nuestros dirigentes, ciegos otra vez para volver a su "desarrollismo", y a multiplicarlo si cabe, por el tiempo perdido.

Como no soy fatalista, creo que el planeta se puede curar. Ha quedado claro cómo se ha recuperado la atmósfera en los dos meses que hemos estado confinados. Y por lo demás, la humanidad siempre se ha rebelado a la esclavitud. Confío en que hagamos lo propio frente al Capitalismo salvaje.