En el Pirineo muchas cosas van sobre ruedas, que no es lo mismo que todo vaya rodado. Va sobre ruedas casi todo aquello que no puede llegar de otra manera; la fruta, allí donde no hay tienda; el pescado donde no hay pescadería; el pan y el periódico donde no hay panadería ni puntos de venta... por suerte, hasta la cultura llega sobre ruedas en el afán de acercarse a todos los públicos. Algunas veces son teatros ambulantes, otras pequeños circos y en algunas zonas, desde hace muchos años, son los libros, con todas sus historias dentro, los que recorren cientos de kilómetros para acercarse a sus lectores gracias a la biblioteca móvil de Aurizberri-Espinal que atiende a más de 400 usuarios de 32 localidades del Pirineo y que la semana pasada estrenó la primera biblioneta de Navarra, pionera en del Estado, un vehículo con el que poder desplazarse en condiciones por las carreteras de montaña llevando la literatura a aquellos lugares de difícil acceso o a las personas con movilidad reducida que no pueden desplazarse. Una furgoneta que no se mueve con el combustible tradicional sino con la gasolina de la ilusión y la constancia, la ilusión ahora de la bibliotecaria Mari Mar Agós y antes de Martín Saragüeta, quien lanzó hace 22 años esta idea para llevar libros, historias y vida puerta a puerta por los valles pirenaicos.