Todavía resuena en las redes la respuesta de la entrenadora de fútbol Imke Wubbenhorst, la primera mujer en dirigir un equipo alemán masculino, el Cloppenburg, a una estúpida pregunta de un reportero sobre si sus jugadores se ponían los pantalones cada vez que ella entraba al vestuario. “Naturalmente que no. Soy una profesional. Elijo a mis jugadores por el tamaño de su pene”. Y así zanjó la cuestión dejando sin palabras a más de uno. Hay veces que no queda otra que responder con la misma moneda, hacer de espejo ante el que tienes delante para que se dé cuenta de cómo se comporta realmente ante una mujer. Y de esto el mundo del deporte está cargado de ejemplos. Por eso es esencial que las mujeres en este campo, como en otros, vayan ganando posiciones, ocupando distintos puestos hasta llegar a los puestos clave desde donde se pueden cambiar las cosas, cambiando los discursos y respetando a las mujeres como jugadoras, entrenadoras... o lo que decidan ser. Que en Navarra se reconozca a las 24 entrenadoras con titulación de la Federación es un paso esencial de visibilización de todo lo que las mujeres deportistas están logrando. No lo tienen fácil, como ellas mismas explicaban en estas páginas, pero su aportación es clave para garantizar la igualdad en un deporte que demasiadas veces está cargado de tópicos, no ya masculinos, sino claramente machistas.