a crisis del coronavirus ha afectado a todo tipo de sectores de actividad, desde la industria al comercio o los servicios. También a la acción política. Navarra está siendo una de las comunidades que con mayor normalidad está sobrellevando la necesidad de priorizar la acción de Gobierno contra la pandemia sanitaria a la pugna política habitual. Desde los propios socios del Gobierno de Chivite -PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E-, a las fuerzas de la oposición, Navarra Suma y EH Bildu. En comparación con otros discursos -basta ver la estrategia de acoso y derribo al Gobierno de Sánchez en coalición con Podemos-, en el Madrid político y mediático, este ejercicio de responsabilidad política en Navarra es de agradecer. Tiempo habrá para los balances, valoración de aciertos y errores y los reproches. Quien asume la responsabilidad de gobernar asume también la de tomar decisiones y la toma de decisiones conlleva aciertos y errores. Pero, al mismo tiempo, tienen razón Navarra Suma y EH Bildu cuando piden cauces de participación política en el Parlamento de Navarra. El cierre de la Cámara foral por obligación de seguridad sanitaria no puede convertirse en una obligada inactividad. De hecho, su presidente Unai Hualde daba cuenta el martes en DIARIO DE NOTICIAS del calendario de actividades previsto para los próximos días con al menos dos plenos para convalidar los decretos del Gobierno para tratar de frenar la expansión del virus en Navarra. Vale. Pero sigue siendo necesaria la transparencia en la explicación de la toma de decisiones del Gobierno y en la información sobre la situación real y las previsiones de futuro. Y sigue siendo necesario también el ejercicio del control democrático de la acción del Gobierno. No se trata de reinstalar el guirigay político en mitad de esta situación de crisis, dolor, temores e incertidumbres, pero sí de abrir unos cauces mínimos de control y participación política que pueda analizar la acción de Gobierno, aportar planteamientos propios y trasladar otras inquietudes, demandas y necesidades sobre esta crisis sanitaria, social, económica y laboral. Creo que una comparecencia periódica de la presidenta Chivite -al margen de que sus canales de comunicación con sus socios y con los líderes de la oposición estén activos y sean efectivos- o de los principales responsables del Gabinete en este crisis -los vicepresidentes y la consejera de Salud y el de Derechos Sociales- parecen medidas imprescindibles e indiscutibles. Cerrado no quiere decir inactivo.