icen que la distancia es el olvido€ Es la primera línea de la popular canción La barca, composición del mexicano Roberto Cantoral. También el brasileño Roberto Carlos susurraba estático ante el micrófono aquello de que "en la distancia muero día a día, sin saberlo tú". Malos tiempos para la lírica: estamos en periodo de distanciamiento. Por decreto. Es cierto que muchas veces es mayor la distancia emocional que separa a dos personas que la brecha física. Estás cerca pero te has ido lejos, muy lejos. Tengo para mí que detrás de los normas de seguridad, de esos dos metros en los que supuestamente somos menos agresivos para la salud del otro, asoma un poso de desconfianza, un brazo extendido al frente que te ordena: no te acerques. Perder el contacto, el apretón de manos, el abrazo, el beso, la palmada en la espalda, nos hará más inmunes ante un posible contagio, pero debilita nuestro sistema de afectos humanos. Nos evitamos; encuentras a un viejo conocido, das un paso al frente por inercia y el otro se echa para atrás. Nos alejamos. Nos aislamos. Esta epidemia también puede alterar en adelante la forma en la que nos relacionamos. Sobre todo con los desconocidos. Hablamos ya de la desescalada y más adelante tendremos que aprender a conjugar el verbo desdistanciar.