oy comienza un nuevo robo de tierras y propiedades al pueblo palestino. Netanyahu, líder israelí de ultraderecha, militarista y acuciado por denuncias de corrupción, insiste en su estrategia de ocupar ilegalmente zonas de Palestina, ahora en Cisjordania. El comienzo es un 30%, el objetivo, la expulsión y limpieza étnica, una vez más, de los palestinos. Será una nueva apropiación ilegal de tierras palestinas después de 1948, los Altos del Golán y Jerusalén Este, ocupados militarmente. El silencio internacional ante esta nueva tropelía ha sido atronador. La UE ha denunciado el hecho y dice oponerse, pero más como una pose que lave su imagen ante la opinión pública que con una posición política y diplomática efectiva. Con la boca pequeña. De nuevo, el encubrimiento cómplice de gobiernos y organismos internacionales con la sistemática vulneración de la Legalidad Internacional y del Derecho Humanitario por parte del Gobierno de Israel. Un gobierno que ni siquiera supera los mínimos éticos y democráticos exigibles para su homologación internacional. La ONU se limita a rechazar la anexión y a advertir a Israel, pero la realidad es que Cisjordania y Gaza, los restos de la Palestina real, están sometidos a un bloqueo ilegal, inútil, inmoral e inhumano que ha convertido ese territorio en la mayor cárcel del mundo, con 1,5 millones de personas hacinadas tras un muro de apartheid de 700 kilómetros, de las que el 80% depende de la ayuda internacional. La capacidad de propaganda e intoxicación informativa de Israel convierte falsamente a quienes denuncian los crímenes contra la humanidad de ese Estado y la masacre permanente de la población palestina en personas que odian a los judíos. En realidad, esa misma propaganda oculta que hay muchos ciudadanos en Israel que comparten esas mismas denuncias. Israel va a cometer otro acto ilegal, piratería de tierras ajenas, pero la comunidad internacional ha vuelto a sancionar su mayor baza: la absoluta impunidad. Y ha ahondado en la desesperanza de los palestinos respecto al valor de la diplomacia y la democracia para solucionar la ocupación ilegal de sus territorios.