ntes nos convencieron de que había que ponérsela. Ahora de que no hay que quitársela ni para ir al baño. En la oficina, en la fábrica, en el bar o en casa de la abuela... Hablo de las mascarillas. Conste que no es fácil trabajar con ella puesta. Nada fácil salvo que lleves una tipo quirúrgica y bien holgada. Poder hablar por teléfono y con los compañer@s, tomarse los cafés, respirar bien... Pero no va a quedar otra con lo que está cayendo. Y viene frío hasta marzo. Oficinas en las que trabajamos mucha gente y con las ventanas cerradas son un verdadero polvorín. Siete personas fallecieron ayer por covid en Navarra, una de ellas con 51 años. Complicada situación. No nos podemos relajar. Si la semana pasada el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, aseguraba que no hay evidencias sólidas de la transmisión del virus por aerosoles, ahora un grupo de científicos de varias universidades estadounidenses evidencian que la inhalación del coronavirus representa una vía principal en la transmisión de la covid-19. Y dicen que los virus en aerosol pueden permanecer suspendidos en el aire durante “muchos segundos u horas, como el humo, y ser inhalados”. Las gotitas grandes de saliva que expulsamos al toser o estornudar eran lo peor. Pero al parecer los llamados aerosoles (invisibles) también pueden viajar más lejos y permanecer más tiempo suspendidas en el aire. No hay unanimidad al respecto pero el virus avanza. Y se le teme.