enemos la suerte de contar con un tesoro, una lengua propia, milenaria y única, con pasado, con futuro y sobre todo con presente. El euskera es una lengua viva, patrimonio de todos y todas, que se enriquece con su uso en la medida en que cada hablante lo puede emplear en su día a día, como ahobizi o belarriprest, los roles que ofrece Euskaraldia en su campaña dirigida a potenciar precisamente el uso cotidiano del euskera, sea cual sea el nivel de conocimiento de esta lengua, animándonos a dar presencia al euskera en todos los ámbitos posibles de la sociedad. Insiste en esta idea también el director de Euskarabidea con motivo del Día del Euskera, que se celebra mañana, en la necesidad de preservar este tesoro lingüístico utilizándolo cada día allí donde nos relacionemos. Porque es un tesoro vivo que se enriquece cada día con su uso y que aporta color y calor a un mundo cada vez más uniformizado. Y creo que la sociedad está en esta línea, en la de valorar el conocimiento de las lenguas en Navarra como una suma que nunca resta, en la de ver el euskera como parte esencial de nuestra cultura y nuestra identidad. Una identidad plural e incluyente. Algo en lo que no están todavía algunos partidos e instituciones empeñados en destruir ese patrimonio inmaterial, como los actuales mandatarios del Ayuntamiento de Tudela, que ante la pregunta de por qué una campaña contra la violencia de género no incluía esta lengua no duda en contestar que "no usa el euskera porque quien lo habla ya entiende el castellano". Una visión sobre los idiomas antigua, simplista, corta y sin ningún recorrido ni aquí ni en ningún lugar del planeta.