ay modelos de actuar en política que no dan para mucho. Sobre el caso Davalor que afecta al actual consejero de Desarrollo Económico y exvicepresidente del Gobierno de Navarra Manu Ayerdi ya lo escribí antes. Difícilmente en su actuación puede demostrarse delito alguno. Se le puede reprochar una apuesta desde Sodena por un proyecto empresarial que resultó fallido. Nada nuevo en Sodena. La lista de inversiones fallidas de Sodena también forma parte de la Hemeroteca. Además, en muchos casos con proyectos de interés político sin valor alguno para la sociedad navarra. Creo que el auto del juez instructor del Supremo es, en ese sentido, precavido y cauto. Quizá porque la demanda de UPN carece de rigor y de la documentación mínima. Ni siquiera incorpora el informe de la Cámara de Comptos de Navarra que fiscalizó ese asunto. Ni tampoco las conclusiones de la comisión parlamentaria que investigó, a petición también de UPN, la inversión de Sodena en Davalor. Y uno y otras aportan argumentos en favor de Sodena y de Ayerdi que UPN oculta en su querella. Tampoco sé cuál será el futuro judicial y político de Manu Ayerdi, sujeto en este caso al artículo de una ley foral que obliga a dimitir o a destituir a los miembros del Gobierno y altos cargos investigados judicialmente. Una ley que no existía en los tiempos de Barcina ni en los gobiernos anteriores a los suyos con inversiones fracasadas con millones de euros de Sodena. Sin olvidar a destacados miembros de anteriores gobiernos de UPN imputados y salvados por la campana judicial. Es cierto que al auto del juez instructor del caso en el Supremo permite interpretar que Ayerdi no está aún en el caso como investigado, posiblemente porque los indicios son muy débiles y porque la querella de UPN es lamentable en su presentación jurídica, algo que ya cuestiona el mismo auto. Pero también parece muy difícil que el juez cierre el caso sin citar a declarar a Ayerdi. El daño personal ya está hecho y no sé si le merece la pena aguantar así. Supongo que a Ayerdi le pide el cuerpo y la cabeza mandar la política a hacer puñetas y volver a su actividad profesional. Afortunadamente para él, no es uno de esos políticos que necesita tener pegado un sillón al culo para vivir a falta de una proyección laboral fuera de la política. Se trata de otra cosa. Esparza ha hecho de este asunto su argumento político y mediático principal. Su propuesta a la sociedad navarra no da para más. No es tanto por acabar con Ayerdi. Se señala a Ayerdi y eso tiene un coste político para Geroa Bai y el PNV, pero sobre todo pretende intentar desgastar un proyecto político de gobierno para Navarra mayoritario y plural, que no obedece a los intereses de UPN ni a los dictados de los poderes conservadores de Navarra. Y situar a Chivite en la diana mediática permanentemente. Lo que hacen con Chivite ahora lo hicieron con la expresidenta Barkos durante cuatro años. Judicializar la política por intereses partidistas, como en este caso, devalúa la política. Y forzar la acción de la justicia con subterfugios sitúa a la justicia como un mero instrumento de esos intereses partidistas. Esparza y quienes le han convencido para esto saben que es un intento de forzar la ley y la justicia para buscar réditos políticos. A la espera de que suene la flauta judicial. Quizá me equivoque, peo creo que al final la jugarreta esta se volverá contra Esparza y tendrá que asumir sus propias responsabilidades políticas.