o dice la asociación Aralar, que trabaja en la prevención de ludopatías y la plataforma contra las Casas de Apuestas, la pandemia ha sacado a relucir un problema que ya estaba latente pero que se ha agudizado con el confinamiento y la falta de alternativas de ocio. Hemos digitalizado el entretenimiento y mucho, por no decir que nos hemos hecho esclavos del móvil. También hay un mayor enganche a los juegos de azar on line sobre todo por parte de los jóvenes. De ahí la importancia de la nueva regulación que ayer aprobó el Ayuntamiento de Pamplona para limitar las Casas de Apuestas en la ciudad. En una ciudad donde practicamente hay, como mínimo, un local de apuestas por barrio, el cambio de normativa aunque llega tarde -cuando ya se han instalado muchos nuevos negocios- establece una distancia mínima para los nuevos locales de apuestas, bingos o casinos de 400 metros respecto a centros educativos, deportivos o sanitarios. Además Pamplona ha prorrogado un año más la moratoria de nuevas licencias. Además, éstas tendrán que contar con autorización previa de Salud del Gobierno que a su vez debate una nueva ley para toda Navarra. Salas de apuestas y máquinas tragaperras en el interior de bares que, por cierto, siguen abiertas pese a las nuevas restricciones. ¿Actividad esencial?