ay un refrán popular que dice que El saber no ocupa lugar. Se utiliza cuando una persona comienza a estudiar algo nuevo, bien para motivarle o para transmitirle que ampliar los conocimientos nunca le traerá desventajas o consecuencias negativas. Sin embargo, por muy viejo y extendido que esté dicho refrán, no se ajusta a la realidad. Infinidad de estudios científicos han demostrado que cada aprendizaje causa una modificación permanente en el sistema nervioso, que pasa a ocupar un lugar en el cerebro de forma permanente. Esto lo sabe bien buena parte de la población española, donde la última edición del Sistema Estatal de Indicadores de la Educación ha puesto de manifiesto que, por primera vez en la historia, la gente con estudios superiores finalizados (el 39,7% del tramo de 25 a 64 años) supera a la que solo tiene la ESO o menos (el 37,1%). Y por si fuera poco, todos estos conocimientos no solo ocupan un lugar en el cerebro, sino que permiten manejarlos de tal manera que quienes los tienen, por regla general, gozan de mejor salud, son más activos socialmente y cuentan con unas tasas de empleo más elevadas acompañadas de ingresos más suculentos. Casi nada.