iecisiete meses después de que se diagnosticara en Navarra el primer caso de coronavirus, desconocemos cuándo vamos a doblegar a este bicho. Al principio llegamos a creer que el problema estaría resuelto con el confinamiento, pero enseguida comprobamos que, en cuanto se recuperaba la movilidad, se disparaban los positivos y volvíamos a la casilla de salida. Tras un otoño con duras restricciones, arrancamos este año encomendándonos a la vacunación masiva como la forma de salir del laberinto. La escasa distribución de dosis nos hizo vcr que costaría llegar al final del túnel, pero pensábamos que este verano, con el 70% de la población inmunizada, estaríamos muy cerca de recuperar la vida previa a la covid. La cruda realidad es que hoy seguimos sometidos al toque de queda, los hospitales están al borde del colapso y, pese a que la vacunación va como un tiro, en el horizonte asoman al menos tantas incertidumbres como certezas. Así como hace un año todos estábamos convencidos de que en este 2021 habría Sanfermines y fiestas en general, ahora ni siquiera sabemos si dentro de dos semanas podremos estrenar el nuevo Sadar y mucho menos si habrá Chupinazo en 2022. Vaya, que estamos como para hacer planes...