l ayusismo como forma de política ha mirado a Navarra. En Madrid, el PP de Ayuso está en modo guerra total con Casado para aupar a esta estrambótica lideresa a la presidencia del partido allí y luego comerle el pan de morral al propio Casado. Todo normal. Son así de patéticos este tipo de políticos. Es habitual en el PP de Madrid ese estado de batalla interna constante. Y eso que lleva 25 años gobernando el ayuntamiento y la comunidad. También ocurre en el PSOE y Izquierda Unida en ese territorio. Debe ser un gen especial del adnde los partidos en Madrid eso de las puñaladas traperas entre compañeros. Aquel viejo aviso del ministro Pío Cabanillas, creo que fue, de ¡al suelo que vienen los nuestros!. La bronca como ocupación del espacio mediático. Y como se ve que no les basta con sus movidas internas, buscan enemigos exteriores. Navarra suele ser uno de los recurrentes utilizando el discurso habitual de mentiras contra el régimen foral y el autogobierno fiscal. Que lo haga el PP de Ayuso, campeona de la demagogia y el dumping fiscales es un ejemplo más del estado de gilipollez en que se ha instalado una parte de la política. Ahora el Gobierno de Ayuso se ha fijado en Navarra con la excusa del reparto de los Fondos Europeos. El consejero de Economía y Hacienda, un tal Javier Fernández-Lasquetty, dice que Navarra se ha beneficiado especialmente de esas ayudas europeas en el reparto a dedo, según él, que ha hecho Sánchez a varias comunidades y amenaza con presentar un recurso de inconstitucionalidad. No es cierto, claro. La mentira como argumento acompaña siempre a la bronca como estrategia. Una y otra envuelven la crispación como método de comunicación política. Ayuso y su gente son especialistas en eso. Otra cosa no, pero azuzar la confrontación personal, territorial, económica, sanitaria, fiscal, financiera o de cualquier otro tipo lo hacen con esmero y dedicación constantes. Chivite y Barkos respondieron con dureza y exigieron a Navarra Suma que se posicionara también contra este nuevo ataque a la Comunidad Foral de uno de los socios de la coalición. Esparza miró para otra lado. Lo de siempre cuando los grillos cantan en esa guirigay político. Es importante salir al paso de las falsedades y defender la imagen y la verdad de Navarra. Aunque eso, claro, a Ayuso le da igual. Su táctica es otra. Situar a Madrid como víctima de una conspiración general en su contra en la que participan todos los demás que no son ayusistas es el eje de su discurso. Y utilizar a Navarra como una zanahoria que agitar para desviar la atención de los problemas internos del PP de Madrid o de la desastrosa gestión de la covid-19 o de los servicios públicos allí es una vía más. Además, Ayuso sabe que cuenta con la complicidad, o al menos el silencio cómplice, de UPN en Navarra. De hecho, es la propia Navarra Suma la que expande por puéril interés partidista una imagen confusa y falsa de Navarra cada vez que sus dirigentes se pasean por Madrid. Así que le importa nada a Ayuso lo que piensen los navarros y navarras. Más aún en una comunidad en el que las siglas del PP son residuales. O ya ni eso. Le sale gratis, si no le rinde beneficios, este barullo permanente desde el que ha hecho carrera política. El nombre y la imagen Navarra son solo un mero instrumento más. Otro enemigo de turno.