a lluvia que ha caído insistentemente en Navarra los últimos 18 día y las inundaciones que le siguieron este viernes han acaparado buen parte del interés informativo y la atención de la opinión pública. Pero en medio del caos, la improvisación de las instituciones en la aplicación de los planes de emergencia pese a los avisos previos del alto riesgo y las consecuencias desastrosas tanto materiales como humanas -dos personas fallecidas-, Navarra ha tenido también dos muy buenas noticias. La confirmación de la dirección de Volkswagen en Alemania de que la planta de Landaben producirá dos nuevos modelos eléctricos a partir de 2025. Sin duda un respiro que aleja las incertidumbres sobre su futuro y deja en evidencia la falsedad, una vez más, de los discursos agoreros que se han venido lanzando las últimas semanas -sobre todo desde Navarra Suma tanto en el Congreso como en Navarra-, y que han vuelto a errar en sus previsiones catastrofistas y negativas. Otro ridículo político por priorizar su interés partidista particular sobre los intereses generales de Navarra. Y solo un día después, los gobiernos de Navarra y de la CAV renovaban en Pamplona el Protocolo General de Colaboración entre ambas comunidades. Chivite y Urkullu ratificaron un acuerdo histórico que mantiene la línea de coordinación y entendimiento que recuperó entre ambos territorios Uxue Barkos en 2016 y que incluyó en este caso también seis reuniones bilaterales entre consejeros de ambos gobiernos. Un encuentro institucional de primer nivel. Un paso positivo para los intereses generales de los navarros y navarras que se extiende ahora a 29 materias y que refuerza los vínculos históricos, sociales, económicos, empresariales, culturales, lingüísticos... que ya existían con total normalidad entre la ciudadanía de los territorios forales de Navarra y la CAV . Frente a quienes llevan años empeñados en situar a Navarra y a la CAV de espaldas a su propia realidad e historia, el Protocolo que ahora renuevan los gobiernos de Navarra y de Vitoria trata de compensar ese enorme error y, desde un plano de respeto, igualdad y respeto institucional, procurar que ambas comunidades caminen de nuevo por la senda del acuerdo y la colaboración que han compartido a lo largo de su historia. Y también supone un paso para dejar en el pasado y rectificar el lastre de las viejas políticas de enfrentamiento y aislamiento azuzadas por los anteriores gobiernos de UPN. La colaboración entre Navarra y la CAV -que también cuenta con un espacio europeo en la Eurorregión con Aquitania-, no es una cuestión sólo identitaria o cultural, es eso y más que eso: es un punto de encuentro de interés general para ambas comunidades en el ámbito empresarial y económico que debe garantizar mejoras colectivas para el desarrollo social, cultural y humano de ambas comunidades. Como ha sido habitual y normal a lo largo de la historia. Desde la honestidad y el respeto mutuo. Y de acuerdo con la voluntad popular, que en Navarra ha apoyado mayoritariamente en cada encuesta la necesidad de mejorar e impulsar las relaciones de cooperación Navarra-CAV. Lo contrario es retroceder, perder oportunidades y oscurecer y reducir las posibilidades educativas, laborales y profesionales de las nuevas generaciones.