e enfada más como ciudadano que me cansa como periodista tener que escribir una y otra vez de los ataques absurdos y provocadores al euskera. Da igual cuando leas esto, hoy o hace 30 años. Es una constante. Ante la falta de iniciativas y propuestas mínimamente interesantes para el conjunto de la sociedad navarra o para los habitantes de las localidades donde aún mantienen alcaldía, como Pamplona, cualquier excusa es buena para Navarra Suma, en este caso, para situar el euskera en el centro de sus polémicas forzadas. Lo acaban de hacer en Iruña con las korrikas txikis, obligando a los niños y niñas a correr en apoyo a esta lengua navarra por las aceras. Es simplemente una provocación. Y a costa además de los menores, que supongo al menos que tienen la suerte de poder disfrutar de ese día diferente en su rutina escolar sin saber nada de esta nueva fechoría política. Joder por joder a personas que no han hecho nada. Señor alcalde Maya, la responsabilidad es suya e intransferible. Impropia de cualquier alcalde que asuma responsabilidades públicas en un ayuntamiento de cualquier democracia avanzada europea. Una cacicada cutre más. Otra estrategia más para intentar centrar la atención pública en negativo en el euskera y evitar así que las pamplonesas y pamploneses se percaten de la ineficacia total de su paso por la alcaldía de Iruña -o de Burlada o de Barañáin, por citar otro par de ejemplos-, esta Legislatura. Señor alcalde Maya, lo mismo que trata de hacer con sus reiteradas provocaciones utilizando de forma partidista y política los Sanfermines. La confrontación política y el enfrentamiento social y territorial son ya los únicos asideros políticos de UPN en Navarra. Nada más. Y aún así, volviendo al euskera, lo importante es seguir mirando para adelante. Disfrutar de la lengua y trabajar para consolidar los avances de las últimas décadas camino de un futuro mejor y más efectivo. Quizá porque tras años de esfuerzo para sacar a esta lengua de la situación de riesgo de desaparición a la que le llevaron años de ninguneo y persecución, es mejor priorizar una actitud positiva desde las instituciones y la despolitización partidista. No es fácil prever qué futuro le espera al euskera, pero, sin duda, buena parte del mismo dependerá del hacer conjunto entre vascoparlantes y no vascoparlantes. Decenas de miles de personas de Navarra y del conjunto de Euskal Herria disfrutarán y llenarán las calles y carreteras de sus ciudades y pueblos. Contra eso no se puede hacer nada digno, sólo decisiones indignas. Y para ello sigue siendo necesaria pedagogía y colaboración. Actitudes contrarias a ese punto negro de la política navarra, donde las principales instituciones se han dedicado durante años a entorpecer su desarrollo, convirtiéndose en el único lugar de Europa donde se legisla en contra de una de las lenguas propias de la comunidad. Es importante en primer lugar, denunciar y desterrar las actitudes persecutorias y obstruccionistas que buscan la minorización del euskera, pero también lo es impulsar la lengua desde el conocimiento a la normalización. Precisamente es lo que intenta evitar esa política de acoso constante al euskera utilizando las instituciones y los recursos públicos de forma partidista, discrecional y discriminatoria solo para hacer daño a una lengua propia de Navarra.