La última del concejal Labairu: retirar los bancos de la Plaza del Castillo. Mi ama suele quedar en esos bancos en Sanfermines para pasar un rato con sus nietos más pequeños y disfrutar viendo pasar la Fiesta ante sus ojos tranquilamente ahí sentada con los txikis revoloteando a su lado. ¿Cómo hemos llegado a esto? Porque en realidad de lo que se trata es de echar de ese espacio central de los Sanfermines a las personas mayores y a los más pequeños. Se sustituyen los bancos de la Plaza del Castillo por abrevaderos de alcohol, meaderos portátiles de plástico y vallas. Todo muy importante para garantizar una buena imagen estética y festiva de lo que en Iruña llamamos el salón de estar de la ciudad. Se puede hacer mal, muy mal, peor y como lo está haciendo Labairu con la complicidad del alcalde Maya. Mi ama, al menos, se ahorrará tener que escuchar a un DJ pinchando El tractor amarillo una y otra vez, que dijo la concejala de Cultura, García-Barberena reivindicando la música de siempre. Acojonante, eso es lo de siempre para la concejala de Cultura de Iruña.
El banco que resiste en soledad a las barras de bar de la Plaza del Castillo
Una mala decisión, instalar apresuradamente unas barras sin agua ni baños en la Plaza el Castillo, generó un problema vecinal, legal y competencial –está, de hecho, recurrida ante la justicia–, donde no lo había. La negativa a rectificar, solo ha ido empeorando paso a paso el problema inicial. Cualquier ciudadano de Pamplona se enfrentaría a la organización de unos Sanfermines como un reto apetecible e ilusionante. Más aún tras dos años sin la Fiesta por la pandemia del coronavirus. Pero Maya y su equipo de Navarra Suma lo han convertido en una sucesión de fiascos, despropósitos y rectificaciones. Y ahora también, en una estrategia para imponer sus obsesiones políticas. Lo último denegar los permisos a las Peñas para organizar actividades para los txikis. Un ejemplo más de lo que está siendo una estrategia de exclusión de los ejes centrales de los Sanfermines de aquellos colectivos y propuestas que no gustan a Maya y a Navarra Suma. Han sido objetivo de su ansia censora colectivos como las txoznas, los colectivos de diversidad y los feriantes, todos ellos obligados a abandonar los espacios del centro de la Fiesta con la única finalidad de ocultar su presencia. Que no se les vea, vaya. También el boicot y persecución a iniciativas prefestivas en barrios de la ciudad como la paellada tradicional de los comerciantes de la Rochapea. Vergonzante e inútil. Si Maya pretende imponer una imagen elitista de los Sanfermines está recorriendo un camino que sumará el enésimo fracaso a su errática gestión política en Iruña. Esos colectivos y todas esas actividades que no le gustan a Maya estarán tan presentes en estos Sanfermines como lo están todos los días del año en Pamplona. El falso elitismo de Maya no oculta la trastienda de un pensamiento acomplejado y caciquil que nada tiene que ver con el carácter popular, libre, festivo, acogedor y solidario de Sanfermines. Y por mucho que le molesten las profundas raíces populares y sociales de los Sanfermines, sus provocaciones excluyentes son solo una prueba más de su profundo fracaso político como alcalde de todas y todos los pamploneses. Aunque se empeñe en lo contrario enrareciendo ficticiamente el ambiente estos días previos al 6 de julio, serán sin duda unos grandes Sanfermines. Como siempre. Como cada año.