La inteligencia artificial también se adapta a nuestros sentimientos. Ya tenemos historias de corte audiovisual (películas o videojuegos) y diálogos que cambian en tiempo real en función de las emociones del espectador. Experiencias personalizadas gracias a la IA. Dependiendo de la hora del día, la edad, sexo y emociones del público el contenido cambia. El estudio de cine de animación y videojuegos Dr. Platypus & Ms. Wombat presentó este proyecto innovador en el que han participado más de 40 investigadores. Y dirán, ¿cómo adivinan mis gustos? Es de una complejidad tremenda. Masivas bases de datos, tecnología cruzada y técnicas de neuromarketing que son capaces de leer las ondas cerebrales y el calor y la electricidad que transmiten los nervios y el sudor a través de la piel. El experimento es brutal. Dicen que ya están trabajando sobre avatares inteligentes y emocionales capaces de acompañar a personas que se encuentran solas o en riesgo de exclusión social, y a las que poder acompañar o vigilar. ¿Más allá de robots que operen sólos en un quirófano o camiones que conduzcan sin piloto, tendremos experiencias sexuales con avatares virtuales que conozcan nuestros deseos? ¿Qué harán algunos políticos con estas herramientas? ¿Cambiarán de mensaje o de ideas en función del público? ¿Tendremos ofertas de Amazon cuando estemos más pletóricos? ¿Podremos predecir nuestros actos y cambiar el guión de nuestra vida a tiempo? Lo de menos es que Hemingway resucite este año y nos cuente en la tele cómo han cambiado los Sanfermines en Iruña desde su primera visita en 1923.