“En Gaza, Israel está cometiendo un genocidio. No es una opinión, es un hecho documentado”. Esta rotunda afirmación es de Francesca Albanese, Relatora Especial de la ONU en Palestina. La realidad no puede ocultar las excusas cobardes de quienes denuncian con la boca pequeña que lo que ocurre en Palestina es “inaceptable”, pero huyen como de la peste del término genocidio alegando que “yo no sé qué se define como genocidio y qué no”. Palabras del portavoz parlamentario de UPN, Javier Esparza. Del delirante argumentario del PP de Navarra, con el comodín de ETA por medio, no merece la pena comentario.
Más de 56.000 personas han sido asesinadas desde los ataques terroristas de Hamas de hace 19 meses, la mayoría de ellas seres humanos civiles inocentes y más de 18.000 niños y niñas. Además de la limpieza étnica, la destrucción de hospitales, escuelas, infraestructuras y pueblos y ciudades enteras, el uso del hambre, la sed y la falta de medicinas como armas de guerra en un nuevo robo planificado y transmitido en directo de tierras y propiedades al pueblo palestino. Un genocidio y exterminio de guerra que cumple todos los requisitos legales para ser calificado como tal. Y así lo han dejado claro las instituciones internacionales. Aunque haya quien prefiera pasar de largo como ignorante que asumir su responsabilidad política pública. Miles de ciudadanos de Israel también lo denuncian y millones de judíos en todo el mundo. La lucha contra Hamas no varía las obligaciones de Israel con la Legalidad Internacional ni con el Derecho Humanitario, por eso sus violaciones le han situado ante sus responsabilidades políticas, jurídicas y penales y también económicas crecientes. La presión internacional ante las imágenes diarias que muestran el alcance del horror aumenta y la UE empieza a moverse aunque con una lentitud y falta de compromisos desesperantes. La posición política e institucional mayoritaria de Navarra aporta su pequeña gota de agua para denunciar la matanza ilegal e inmoral en Palestina. No será efectiva por sí sola, pero gota a gota se hace océano y grano de arena a grano levantan montañas. Hoy es día de manifestaciones en Navarra con la denuncia del genocidio palestino en la agenda.
En Pamplona, Yala Nafarroa, uno de los candidatos elegidos para lanzar el chupinazo este año, convoca un acto a las 12.000 en Baluarte que aspira a ser una gran movilización y una llamada especial a la jóvenes. Y diversos colectivos se reunirán un año más en la Marcha contra el Polígono de Tiro de Bardenas en Arguedas, un espacio de ensayos para las bombas que luego arrasan con la vida de seres humanos allí donde se arrojan con total impunidad. Las calles de Palestina están bañadas de sangre, dolor y de muchos niños y niñas que lloran y mueren sin saber por qué y quizá no haya tanta distancia entre Bardenas y los cielos de Palestina desde donde caen las bombas asesinas.
No hay plato de lentejas en millones de euros que puedan comprar eso. Navarra, una tierra en la que la vida se maneja entre espacios de bienestar inimaginables para miles de millones de seres humanos, tiene la obligación ética y humanista de apoyar a quienes sufren la injusticia, la persecución, la violencia y los crímenes de guerra allí donde sea. Y Palestina es uno de esos lugares olvidados en este duro y cada vez más incomprensible mundo.