Un mes después de que el magistrado Lepoldo Puente decidiera enchironar a Santos Cerdán, el procedimiento judicial desprende un incuestionable tufo político, mientras crecen las dudas en torno a este caso. El ingreso del exnúmero 3 del PSOE en Soto del Real, al tiempo que el tal Koldo García y Ábalos están de veraneo, parecía ser el anticipo de alguna revelación trascendental sobre su responsabilidad en la causa.

Estábamos expectantes ante la posibilidad de que se destapara un desmesurado enriquecimiento patrimonial o la existencia de alguna cuenta en Suiza al estilo de la millonada que le pillaron a Bárcenas. Pero nada de eso. De momento, hay mucho material de casquería que da juego a tertulianos poco rigurosos y para perseverar en el acoso y derribo a los gobiernos de Sánchez y Chivite.

Ahora se eleva a titulares de portada los pagos que cualquiera de las empresas señaladas hayan hecho por realizar trabajos para ellas. De ahí no se libra nadie. Ni el que fuera vicepresidente de UPN, ni la hermana de Cerdán. Todo sirve para alimentar el culebrón en una mezcla que parece calculada para allanar el camino a la derecha. Se trata de meter ruido a la espera de que haya nueces. Y si no las hay, los damnificados ya se las ingeniarán para limpiarse todos los pozales de fiemo que les han caído encima. Pero como la justicia es ciega y apolítica... Que se lo pregunten al fiscal general del Estado, a los líderes de Podemos, a los independentistas, etc, etc, etc.