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Mesa de Redacción

Alicia Ezker

La flotilla llega al mundo

Concentración en Pamplona contra la detención de la flotilla humanitaria y de apoyo a PalestinaIñaki Porto

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Es bonito y esperanzador en medio del dolor ver la respuesta social en apoyo al pueblo palestino, como una ola imparable que está llenando nuestras calles. Más allá de las reflexiones geopolíticas y las provocaciones de personajes y voces de la ultraderecha oficial, cada vez es más evidente que en el tema de Gaza hay mucho mar de fondo y que algo está calando en la sociedad. Algo importante se esta despertando en un momento de cierto adormecimiento social. No me refiero solo a las aguas que ha surcado la flotilla de ayuda humanitaria asaltada por la marina israelí y que ha vuelto a provocar un tsunami solidario. Estoy pensando en esa corriente subterránea que empieza aflorar en torno a un sentimiento firme de que hay que reaccionar cada uno o una desde nuestro lugar en el mundo, ante las injusticias y la nueva escalada bélica que tristemente parece imparable. Tiene reminiscencias de aquel no tan lejano No a la guerra, con toques de los indignados del 2011 o lo que se vio en las calles en la primera huelga feminista, que sorprendió en su momento a medio mundo. La rápida y espontánea respuesta en la calle ante lo sucedido esta semana con la flotilla de ayuda humanitaria y la larga trayectoria de denuncia del genocidio que está cometiendo Israel, yo diría que da más esperanza que el acuerdo entre Trump y Netanyahu. Porque la esperanza de estos días tiene caras jóvenes y comprometidas por una causa concreta como es la paz y la solidaridad con el pueblo palestino sometido a un atroz genocidio. La flotilla no ha llegado a su destino físicamente, pero no se hunde y ha logrado llevar a Gaza la mejor de las ayudas que le hacía falta: difusión internacional, apoyo y solidaridad mundial.