No traté con Tako Pezonaga tanto como para escribir un perfil que dibujara con cierta aproximación a la persona y al personaje. Tampoco este exiguo espacio puede abarcar un resumen de sus múltiples iniciativas y actividades, del papel que desempeñó como agitador cultural cuando este país trataba de sacudirse el polvo que dejaron cuarenta años de dictadura. Mi relación con él tuvo que ver con el lanzamiento de este periódico, donde jugó un papel importante a la hora de que todo el mundo conociera que a los kioscos iba a llegar un periódico moderno, de colores, ameno en su presentación e innovador en su diseño.

Era ‘El otro’ diario, como subrayaba la campaña de publicidad. Una puesta en escena con la marca de Tako, que sembró de huellas que sorprendían a quienes paseaban por las calles de Pamplona y que trajo a Els Comediants para que fueran los voceros de la nueva publicación. Poco más puedo aportar; sin embargo, cuando conocí la noticia de su muerte, pensé que hay personas con las que nos cruzamos brevemente en la vida, pero que ese contacto depara un fuerte impacto a largo plazo y unas repercusiones de las que solo eres consciente cuando mirás atrás. Eso me sucedió con Tako; a poco de salir el periódico a la calle me encargó realizar un coleccionable: 75 años de Osasuna en imágenes. Ese trabajo me enganchó al interés por conocer más sobre los orígenes del club, sus personajes olvidados, los silenciados por la historia, la biografía no escrita de sus leyendas… Todo lo recopilado y archivado desde entonces, todo lo publicado y lo que aún espera para salir a la luz, es fruto de aquel primer encargo. Lo cuento aquí porque es la manera de expresar mi agradecimiento.