Hoy 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente centrará sus esfuerzos en la lucha contra la contaminación del aire, que procede en su gran mayoría de la actividad industrial y de la movilidad en turismos particulares y vehículos industriales.

En Navarra, las emisiones de gases efecto invernadero producidas por el consumo de combustibles en automoción superan el millón de toneladas anuales, y se deben en su mayoría -más de tres cuartas partes- al tráfico interurbano. No olvidemos que un 47% de la población navarra vive fuera de Pamplona y Comarca, y el 96,4% de ellos se desplaza en vehículo privado motorizado, según datos del Plan Integral de Transporte de Navarra. Estos usuarios alegan que utilizan el coche porque el tiempo de viaje para hacer el mismo itinerario puede ser un 50% superior si se hace en autobús.

El coche nos lleva rápido, es verdad, pero contamina y después nos penaliza: parking, combustible, seguro, ITV... ¿Cuánto nos cuesta? En Navarra cada familia se gasta en transporte 3.600 € al año, y un 90% de este presupuesto se debe a gastos de adquisición y mantenimiento del vehículo. No estamos acostumbrados a computar los gastos reales del coche, y sin embargo es la tercera partida de gasto más importante para las familias navarras, suponiendo un 11% del gasto total, detrás de las partidas de vivienda y alimentación.

El mundo está cambiando y la forma de movernos también. Las ciudades están inmersas en un proceso de evolución imparable. De aquí a una década, probablemente Navarra y el resto de los territorios habrán sido alcanzados por un tsunami que cambiará la forma de movernos. Eso llegará, pero en el escenario actual, y al menos de momento, la movilidad en autobús colectivo se presenta como una solución eficiente y sostenible que merece la pena sea tenida en cuenta. ¿Por qué?

El autobús ya dispone de las infraestructuras necesarias para funcionar y no necesita grandes inversiones (la red de carreteras de Navarra cuenta con 3.822 kilómetros, disponemos de estaciones de autobuses y posibilidad de paradas señalizadas y seguras). Es el único medio que llega a todos los territorios; es el medio de transporte que menos contamina, genera 5,5 veces menos contaminación que un automóvil y un 13% menos que el tren; produce un 57% menos de ruido por pasajero que el vehículo privado y el medio más seguro según la DGT, muy por encima de los registros del vehículo privado.

Por lo tanto, una utilización más intensiva del autobús es beneficiosa para la sociedad y para el medio ambiente porque implicaría un trasvase de viajeros procedentes de modos muy contaminantes como el automóvil. Y si los autobuses tuviesen plena ocupación de las plazas ofertadas, se podrían disminuir los costes unitarios por viajero. Este resultado permitiría reducir las tarifas e incrementar el bienestar de los usuarios ofreciendo mejores servicios de tecnología o comodidad en el viaje.

La utilización más intensiva del autobús también contribuye a mejorar el tráfico y a amortiguar la congestión urbana e interurbana en las horas punta. La congestión supone una pérdida de tiempo para los viajeros. Un autobús de 50 plazas en el máximo de ocupación equivaldría a 12,5 coches con una ocupación de cuatro pasajeros en cada vehículo. La ciudad sería un lugar más agradable, con menos retenciones, menos contaminación, menos emisiones efecto invernadero.

En la misma línea, la realización de planes de movilidad para empresas también contribuyen a mejorar el tráfico de la ciudad y las emisiones. El acceso al trabajo es uno de los momentos de viaje donde la ocupación de los vehículos es menor. Además, en el modelo de ciudad actual -donde cada vez más empresas deciden implantarse en la periferia-, las posibilidades de acceso a determinados trabajos en transporte público son muy limitadas o imposibles, lo que fuerza al empleo del automóvil para acceder al puesto de trabajo. Otra ventaja de la utilización del servicio de transporte laboral es la reducción de accidentes in itinere, que durante el año 2018 supusieron un 22% del total de accidentes laborales.

Y algo similar ocurriría con el transporte escolar, pudiéndose plantear en los colegios planes de movilidad del alumnado.

Por lo tanto, sin perjuicio de que las soluciones de movilidad deben ser capaces de adaptarse a una gran diversidad de situaciones y necesidades, lo cierto es que las Administraciones deben hacerse eco de esta realidad y velar por el equilibrio entre los distintos modos de transporte. Los últimos datos del Gobierno de Navarra de 2015 indican que se invirtieron 16€ por habitante en transporte urbano, frente los 2,7€ por habitante en transporte interurbano. El 47% de la población que vive fuera de Pamplona y Comarca, ¿en qué situación se encuentra? ¿De verdad se está apostando por la cohesión territorial? La consecuencia es la desruralización. ¿Es esto lo que se busca? ¿O justo lo contrario?

La preocupación por el medio ambiente debe ser una obligación de todos y la Administración no puede obviar este trasiego de movilidad interurbana. Es necesario un transporte público eficiente y sostenible -urbano e interurbano- que preserve los derechos de acceso universal y plena capacidad para la movilidad a lo largo y ancho del territorio. Y ahí el autobús juega un papel estratégico.

El autor es secretario general gerente ANET. Asociación Navarra de Empresarios de Transporte por Carretera y Logística (Sección Viajeros)