Mucha gente se sorprende cuando les explico que para ser un buen animador tienes que saber de composición artística, anatomía, teatro... El animador es un actor en la sombra, que debe trabajar técnicas de interpretación y expresión facial y corporal para transmitir emociones por medio de sus personajes y conseguir que el público se convenza de lo que un ser irreal, el personaje creado, está sintiendo y padeciendo. Y, además de todo esto, en animación 3D CGI el animador debe utilizar un programa de animación, un software muy técnico y bastante complicado, y evitar que ese software le supere, tome el control y automatice el proceso, ya que se perdería parte del alma que el animador proyecta en su trabajo. Una complicada ecuación entre arte y tecnología que se supera con mucha paciencia.

Por esta delicada ecuación, a veces se nos tacha de tecnólogos. Es cierto que necesitamos llevarnos bien con los ordenadores. Nos pasamos el día sentados detrás de uno, escribiendo códigos, entendiendo gráficos de curvas que marcan transiciones entre animaciones, o ecuaciones y valores numéricos que determinan grados de iluminación, sombras, reflejos o traslucencia de los materiales. No es raro encontrarse físicos o matemáticos trabajando en animación para conseguir crear materiales líquidos convincentes o partículas como las piedras que se desprenden al destruir un muro. Todo hay que crearlo de cero, y para ello necesitamos estudiar las fórmulas que reinan en la propia naturaleza, como gravedad o velocidad. Pero entendamos esta parte más técnica como el equivalente a la construcción e imprimación de un lienzo antes de empezar a pintar. Debes utilizar determinada madera para el bastidor, con determinada tela, más una imprimación o base adecuada a la técnica pictórica (óleo, acrílico, acuarela,..). Y por último, debes aprender a mezclar los pigmentos correctamente para conseguir el color deseado. Ese color, y dónde vas a aplicarlo, es el final de una larga cadena de decisiones que repercutirá en el resultado final y comodidad del proceso del que todos los elementos son partícipes.

En animación 3D CGI varios departamentos técnológicos se encargan de investigar y desarrollar herramientas para facilitar la labor a los departamentos más artísticos. De este modo, si un animador sólo tiene que preocuparse de transmitir emociones a un personaje, su labor será más sencilla que si tiene que programar cómo va a doblarse un codo, o cómo va a afectar a la mejilla del protagonista cuando su boca se abre al máximo. Lo mismo para un iluminador, si puede crear luces prefijadas que actúen de manera similar en todos lo planos, frente a tener que programar todos los valores cada vez que abre una escena.

En España estamos ante una época dorada en cuanto a la industria de la animación. Acabo de volver del Festival de Cine de Animación de Annecy, en mi opinión el más importante del mundo (más de 10.000 participantes este año), y la imagen que proyectamos desde nuestro territorio es que tenemos unos talentos increíbles, y una producción heterogénea, muy diversa y premiada por su calidad. Muchos de los grandes artistas de los estudios internacionales como Disney o Dreamworks son españoles. En los premios Platino, que incluyen Latinoamérica, España, Andorra y Portugal, dos de las cuatro películas nominadas eran Españolas. Una era la nuestra, “Memorias de un hombre en pijama”, y la otra de Raúl de la Fuente, “Un día más con vida” (aúpa Navarra!).

En la península contamos con estudios dedicados a superproducciones de Hollywood, como han sido Wonder Park, realizada en Ilion Animation Studios (Madrid), o Klaus, gestada en Spa Studios (Madrid) con la participación de Netflix. Y de Netflix también es la serie estadounidense de 18 cortometrajes de animación para adultos Love, Death and Robots, de los cuales 5 son españoles. No olvidemos las producciones de autor, con gran reconocimiento internacional como han sido Black is Beltza o Buñuel en el laberinto de las tortugas. Somos un país de un tamaño relativamente pequeño, pero con una creatividad y productividad enorme.

En Navarra se está apostando por crear un hub de animación. Ya estamos aquí Dr. Platypus & Ms. Wombat, realizando servicios para estudios internacionales y preparando la película y serie DinoGames, y también Apolo con su producción D’Artacan. El Gobierno de Navarra apuesta por una industria que genera una media de 150 puestos de trabajo por película, que requiere de personal altamente cualificado y que tiene una larga durabilidad de contratación comparando con otro tipo de producciones (2-3 años por largometraje). Estamos invirtiendo en una industria que no para de crecer y en la que estamos destacando gracias a nuestra manera de ver y hacer las cosas, ya sea artística o tecnológicamente.La autora es Directora artística del estudio de animación 3d y VFX Dr Platypus y Ms Wombat