Mikel Aranburu ha tenido especial interés en organizar unas jornadas sobre el origen, las implicaciones que tiene en la economía navarra y el reto para el futuro del Convenio Económico Navarra-Estado. Se recogen en un libro, dándose todos los datos y cálculos realizados en las negociaciones con el Estado realizadas desde la lealtad institucional tanto por parte de Aranburu (Hacienda de Navarra) como de Montoro (Gobierno Central).

Con la publicación de las actas de dicha negociación en el portal de Transparencia se inicia un proceso de divulgación en orden a facilitar información a los defensores y a los críticos del Convenio.

El Convenio es una herramienta fundamental de nuestro autogobierno que tiene su origen en los restos de soberanía que conservó Navarra al perder su condición de reino en 1839. Significa autonomía financiera y tributaria y control sobre los fondos públicos del máximo nivel en un territorio dependiente de un Estado.

Se trata de un derecho histórico amparado hoy en día por la Constitución de 1978 (Disposición Adicional Primera) y regulado en la Ley de Amejoramiento, Ley del Convenio y Ley Orgánica de Financiación de las CCAA.

No es un privilegio (sí un hecho diferencial) al ser un derecho histórico mantenido. El Convenio está en construcción permanente y ha tenido una gran capacidad de adaptación. Esto ha sido posible gracias a su eficiencia. Recauda de forma eficaz los recursos suficientes para financiar los servicios públicos, diseñando una política fiscal propia. Esto exige responsabilidad en la gestión (el Principio de Subsidiaridad por el que la autoridad central asume su función de forma subsidiaria cuando a nivel local no se puede resolver el problema es uno de los principios sobre los que se asienta la Unión Europea). Navarra debe mantener una presión fiscal global equivalente a la existente en el resto del Estado.

El Convenio es solidario. Navarra paga sus gastos y para pagar los servicios que le presta el Estado contribuye con el 1,6% del total cuando su población es el 1,36%. También aporta el 1,6% de los Fondos de Compensación Interterritorial. Recibe una cantidad mínima de los presupuestos del Estado. Por ejemplo, en el TAV ha pagado unos 890 millones de euros (el 1,6 % de 53.000 millones utilizados) y ha recibido muy poco.

Un tema preocupante de cara al futuro es el de los intereses y deuda del Estado a cuyo pago Navarra aporta el 1,6%. Se trata de una deuda a cuya generación no ha contribuido. En sus presupuestos, puede generar deuda por los servicios prestados y no financiados totalmente con sus ingresos, deuda de la que es totalmente responsable. Sin embargo, los servicios que le presta el Estado los paga al contado (el 1,6 % del total estatal) a través del Cupo. En este caso ¿por qué ha de pagarla?

El Convenio es técnicamente complejo. Me decía un experto en administración que los temas contables muchas veces son difíciles de entender y mucho más difíciles de explicar. Las críticas de que es un privilegio con falta de transparencia se hace casi siempre desde el desconocimiento y la demagogia. Es el nuevo populismo: “soluciones simples para problemas complejos” y esto a través de los medios de comunicación clásicos y modernos especialmente de las redes sociales que llegan al gran público sin ningun filtro a base de píldoras informativas impresionistas.

Algún político ha llegado a decir que las negociaciones había que llevarlas al Congreso de Diputados. ¿Se imaginan a los diputados analizando las 6.000 cuentas contables o la fórmula del ajuste del IVA ( ajuste=c por RRAD+(c-d) por H)?

En una tertulia de partidos políticos en la televisión pública, una participante citaba el “cuponazo del País Vasco”. Insistía en que el beneficio que obtenía Euskadi privilegiada y oscuramente, perjudicaba al resto de las autonomías. Otro participante le preguntó si sabía cuánto era el Cupo. No lo sabía. No sabía que eran unos 1.000 millones de euros y el que se incrementara en un 20 ó 30%, por ejemplo, daba una cantidad insignificante respecto al total que reciben las autonomías de régimen común. No conocía ni cómo se calculaba ni lo que significaba.

Un político navarro (de cerca del Ebro) en unas declaraciones a la prensa llegó a decir que el sistema del Convenio era inviable. Que eso se había comprobado con el caso Volkswagen, empresa que en 2012 cambió su forma de comercializar sus exportaciones (casi el 90% a Europa) lo que afectó al ajuste del IVA entre Navarra y el Estado. Esta afirmación desconocía:

1.- Que el IVA que debe recaudar Navarra es sobre el consumo en ella misma. Para conseguir esto están los ajustes.

2.- Que las exportaciones a Europa son neutras respecto al IVA. Los productos salen sin IVA y los que lo hayan cobrado (Navarra, las Diputaciones Vascas o el Estado) lo deberán devolver.

3.- Que Navarra nunca ha recaudado por IVA más de lo que le corresponde por su consumo. Por ello, los ajustes con el Estado han sido y son a su favor.

El autor es economista