Debe ser, sin duda, una de las tantas irreflexiones que proliferan en la caotizada campaña electoral española, tan alborotada e irreflexiva como los patios de recreo escolares. Según el presidente en funciones e, indisolublemente candidato a la titularidad Pedro Sánchez, con la exhumación y traslado de los restos del dictador Franco, se pone fin al “período de transición”.

¿Seguro que es así?... ¿Seguro?

Obviamente que no. Allí está el bárbaro Javier Ortega-Smith cuando lanza sus bárbaras procacidades sobre “Las Trece Rosas”. Por más que insista Sánchez en que sus proyecciones sobre el traslado de la osamenta del “caudillo” hará retornar la seriedad de la política española --si es que algún día la tuvo realmente--, si no es Ortega-Smith será Santiago Abascal o cualquier otro bárbaro que siga permaneciendo en VOX o, según las encuestas, se haya devuelto al redil del Partido Popular.

En VOX o en el PP, los bárbaros no faltarán, pero si por fin del “período de transición” Pedro Sánchez entiende que en CAV-Navarra nada más hay que aspirar y reclamar, habrá que pensar si está en una onda de simpleza, de ignorancia o se trata de otra barbaridad más; dicha con menos aspavientos que Abascal, pero siempre otra barbaridad.

La insistencia del PSOE central y los repiques a pies juntillas por la sucursal en Navarra de que por estos pagos todas las cuentas están saldadas, es otra barbaridad. Algunas son tan de bulto como los más recientes descubrimientos de fosas comunes reveladoras de bárbaros asesinatos cometidos por el Ejercito español “de antes” en zonas de Ezkaba, incidentalmente apetecidas por el Ejército español “actual”. Es una barbaridad que el Ejército pretenda reservarse el uso y dominio de una zona cuyo valor es estratégico para la Memoria Histórica.

Otras barbaridades aparentan ser menos de bulto que las de Sánchez, Abascal y Ejército, pero no por menos de bulto dejan de ser importantes y, hablando con total seriedad, muy preocupantes.

Es el caso del PSOEN (cuesta mucho decir PSN) respecto al euskera.

Es una posición que coincide sin resquicios con la de Navarra Suma. Hay que oír a Javier Esparza pontificar en cuanto a que la juridicidad foral sobre el euskera debe ajustarse a “la realidad lingüística de Navarra”.. Y hay que oír también al PSOEN y a UGT (no se sabe bien quién gobierna a quién en Navarra, siendo lo peor que los dos fuesen lo mismo) diciendo, cada cual con rusticidad o engolamiento, exactamente lo mismo que Esparza.

No se trata solamente de dar mayor o menor tranquilidad a los funcionarios públicos que accedieron a sus cargos en conformidad con el Decreto Foral cuestionado por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), incidentalmente la rama montesquiana menos adaptada a la foralidad navarra; el asunto va más atrás y más lejos.

Es formidable oír al PSOEN y NA+ que todo lo que se haga en adelante sobre el euskera, más todo lo que se corrija sobre los tímidos avances que se creía haber logrado, deberá estar enmarcado en “la realidad lingüística de Navarra”.

Y es terrible que con la exhumación y traslado de los restos del dictador Franco, se pone, según Pedro Sánchez, fin al “período de transición” obligando con ello a que la citada realidad sea más pesada que la losa del despreciable dictador.

Es bárbaro y terrible que Sánchez, Casado, Chivite, Esparza, la Toledo, Remírez,?se desentiendan de que, al poner “fin a la transición”. están convalidando esa lamentable “realidad lingüística de Navarra”, a la cual no solamente contribuyó el dictador Franco, sino los sucesores y cómplices del Duque de Alba. Hay mucho que corregir, hay mucho que hacer y hay un derecho incuestionable a aspirar que se deje hacer.

Es bárbaro y terrible coartar el ejercicio del derecho a aspirar un estado de reconocimiento, aceptación y uso de la “lingua navarrorum” en Navarra cuando menos en un marco de igualdad con el castellano. Así, sin rodeos.

Pero mientras el PSOEN piense en archivar o despistar las demandas de co-oficialidad del euskera porque ya hemos llegado al fin del “período de transición”, se le agradecería a sus gestores de imagen que borren del panel de sus ruedas de prensa el eslogan “Nafarroako Sozialistak”. Simplemente, no lo merecen; como “socialistak”, tal parece que no; como “nafarrakoak”, menos aún.. (VJLA)