ecientemente veíamos en prensa que la biotecnológica 3P Biopharmaceuticals anunciaba su “disposición a fabricar desinfectante líquido” y que había “ofrecido al Servicio Navarro de Salud sus capacidades analítica y de producción”. También se anunciaba que “tiene capacidad y la tecnología necesaria para fabricar test de coronavirus (…), pero nos falta el reactivo”

El comité de 3P (ELA tiene 10 de 13 representantes) lleva dos semanas requiriendo a la empresa el cumplimiento de las medidas mínimas de seguridad que exigen las autoridades sanitarias.

El problema ya viene de mucho tiempo atrás: 3P, cuyo crecimiento ha sido exponencial en los últimos años, ha invertido en biotecnología con una previsión de hasta 17 millones en los próximos cinco años. ¿Y cuánto de esto ha revertido en la plantilla? En las instalaciones de la planta (Noáin) no pueden cumplir con las distancias mínimas de seguridad de 1,5 metros ni en el puesto de trabajo ni en los vestuarios: no hay espacio para tanta gente, ni antes del coronavirus ni ahora. El personal no dispone de doble taquilla como manda la normativa de prevención de riesgos laborales para este tipo de actividad. Ni tan siquiera de taquillas individuales para dejar su ropa de calle, pues son compartidas por hasta cinco trabajadores/as, con el consiguiente riesgo biológico que conlleva. ¿Y cómo ha solucionado la empresa este problema? Entregando a su personal bolsas de basura a modo de protector de ropa frente al coronavirus.

A modo de cantina, donde la plantilla que trabaja a tres turnos pueda descansar, hay una caseta de obra que se instaló en el parking de las instalaciones de forma temporal y ya lleva cuatro años. ¿Cómo mantener un aforo limitado de 4 personas y además cumplir con la distancia mínima de seguridad exigidas por las autoridades sanitarias? Para solventar esta situación, la empresa ha optado nada más y nada menos que por poner una carpa de tela, de nuevo de forma temporal, cuya protección de las inclemencias del tiempo es más que dudosa.

La realidad es que la plantilla lleva años luchando por mejorar sus condiciones laborales: tanto para evitar la enorme tasa de rotación (entradas/salidas) como para atajar la elevadísima temporalidad de más de un 50%, así como para disminuir el alto porcentaje de contratos en prácticas (sin hablar del uso que se hace de estos).

Es el momento de que parte de esa inversión millonaria se destine a las personas trabajadoras, el mayor activo que tiene 3P.

La plantilla ha trasladado a la empresa su disposición a trabajar en esta crisis, para superarla y para salir reforzados/as. Incluso hay un grupo de voluntariado para realizar trabajos de análisis con coronavirus en caso de ser necesario. No cabe ni un ápice de duda de la calidad profesional de esta plantilla, de su implicación y responsabilidad ante la situación.

Es hora de que 3P demuestre cuán importante es para ella su personal, sus casi 300 empleados y empleadas, ahora que hay que seguir mejorando las condiciones laborales en salud laboral y prevención para minimizar los riesgos de contagio, pero también cuanto todo esto pase. Porque esperamos que 3P demuestre que la mayor inversión que debe hacer es en el bienestar de la plantilla, en su estabilidad laboral y en la mejora de sus condiciones laborales, para que, entre otras cosas, se reduzca la rotación

incesante de personas.

ELA sindikatua