ruto de una larga lucha de los colectivos por los derechos de las personas LGTBI+, en 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría decidió eliminar la homosexualidad del Manual de Diagnóstico de los trastornos mentales y urgió a rechazar toda legislación discriminatoria contra gays y lesbianas. Éste fue solo el primer paso de un lento proceso de cambio que tardaría en llegar al resto del mundo, y así hubo que esperar hasta 1990 para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retirara la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. Por eso hoy, 17 de mayo, celebramos el Día Internacional contra la LGTBIfobia, una fecha que nos recuerda, a todas y a todos, que debemos seguir trabajando por una sociedad en la que la diversidad sexual y de género sea una realidad.

A pesar de los grandes avances conseguidos en visibilidad, legislación, reconocimiento, etcétera, sigue quedando mucho camino por recorrer. Desde esa perspectiva, desde ese proceso transitado, esta fecha nos sirve para recordar la lucha social LGTBI+, pero también para continuar poniendo el foco en las violencias que sufren las personas lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersexuales, que son la última expresión de las múltiples discriminaciones que sufren las personas LGTBI+ y que se encuentran en el sustrato de nuestras sociedades.

La LGTBIfobia supone un ataque contra los derechos humanos de estas personas y, sin lugar a dudas, empobrece nuestra realidad y dificulta el avance social. De ahí que sea necesario seguir reivindicando la importancia de combatir a nivel individual y colectivo estas discriminaciones para poder vivir en libertad.

El rechazo a la diversidad de orientación sexual, expresión de género e identidad sexual o de género se manifiesta de diferentes maneras, pero es necesario destacar que no son hechos aislados, sino que son parte de un sistema que se resiste a salirse del modelo heteronormativo. Por un lado, se encuentran las violencias directas, las más visibles y, por otro lado, las violencias indirectas que tienen componentes discriminatorios ocultos que hacen que sean más difícil de identificar, son invisibles a los ojos de una sociedad que, bajo una supuesta apariencia de tolerancia, no aborda los prejuicios y estereotipos que existen en el día a día sobre la diversidad sexual y de género. De ahí la importancia de que la ciudadanía, de forma activa y proactiva, se comprometa con la erradicación de la LGTBIfobia para configurar nuevos espacios de diversidad, porque en una sociedad diversa ganamos todas y todos.

Desde el Instituto Navarro para la Igualdad - Nafarroako Berdintasunerako Institutua creamos en octubre del pasado año una nueva subdirección dedicada a reforzar las políticas de igualdad LGTBI+, que nos ha permitido -y nos permite- mejorar la respuesta a este colectivo, en cumplimiento de la Ley Foral para la igualdad de personas LGTBI+. En consecuencia, seguimos y seguiremos trabajando para acabar con el odio, los prejuicios, los estereotipos y el rechazo a las personas LGTBI+.

Treinta años después de aquella decisión de la OMS, podemos reconocer los avances alcanzados, sin olvidar que aún es mucho lo que queda por recorrer. En la actualidad, en más de 70 países que ser LGTBI+ es delito, y mientras esta situación continúe, no viviremos en un mundo libre para todas las personas. Esta fecha resulta igualmente clave para reconocer de forma plena y sincera a todas las personas y colectivos LGTBI+ que, con su lucha y su dedicación, siguen contribuyendo a que en Navarra se pueda vivir la diversidad sexual y afectiva en plena libertad.

Tenemos que ser conscientes de que la historia se cambia con nuestra reacción diaria ante lo que no es justo, y que todas las personas somos agentes de cambio para acabar con la LGTBIfobia, la diversidad nos enriquece.

Directora del Instituto Navarro para la Igualdad