l dinero puede definirse como un bien de cambio generalmente aceptado en el seno de una comunidad de pagos. Entre los bienes económicos podemos distinguir los bienes de consumo que sirven para la satisfacción real de necesidades y los bienes de cambio. Son los dos aspectos o caras de la economía, la real y la monetaria.

Decía Keynes que a largo plazo todos muertos. No obstante, conviene hacer reflexiones a largo que puedan ayudar a la toma de decisiones a corto. Nos encontramos en una crisis económica sin precedentes y sin final previsto. El condicionante es la pandemia y la obtención de un fármaco que cure la infección de la COVID-19 y/o de una vacuna que lo inmunice impondrán la nueva normalidad. La maquinaria económica estaba en funcionamiento normal y se ha paralizado. Se trata de ponerla de nuevo en marcha y para ello se moviliza la financiación. El objetivo es engrasar y dar un empuje.

En los análisis y comentarios se compara la crisis actual con la última importante (la de 2008) y con la Gran Depresión de 1929. Pero las diferencias son notables. La actual consiste en una paralización de la maquinaria económica cuando marchaba normalmente. Si antes de que se deteriore ostensiblemente se resuelve el problema de la pandemia por fármaco o vacuna, la economía en muy corto plazo se recuperará y volverá a la situación anterior. Un año quizás es demasiado tiempo (periodo mínimo que se considera necesario para la nueva vacuna) y el deterioro puede ser importante.

En la anterior crisis de 2008 había una burbuja inmobiliaria que condicionaba prácticamente toda la economía. El dinero circulaba en grandes cantidades y con mucha velocidad y los balances de las entidades financieras estaban infectados por el virus de las hipotecas morosas. Todo ello requería para la normalización sacrificios y tiempo.

La Gran Depresión de 1929 fue la primera crisis importante del sistema de economía de mercado. Fue la primera crisis de superproducción. Era nueva y en su solución están las propuestas keynesianas de movilización del dinero. Para explicar sus recetas Keynes indicaba que era bueno tener a los parados haciendo zanjas y luego rellenándolas pero pagándoles un sueldo para que gastaran y así reactivaran el consumo. La situación política y económica a nivel mundial eran totalmente diferentes a la actual.

En la crisis de 2008, Estados Unidos y Reino Unido utilizaron la movilización de la financiación por el Estado. Emitieron dinero a diestro y siniestro e incluso compraron empresas que cuando se regularizó la situación en muy poco tiempo las devolvieron al sector privado. Europa fue más remisa en utilizar la máquina de hacer dinero a través del Banco Central. En el análisis posterior se ha considerado más acertada la política americana que la europea, admitiéndose que la actuación ante Grecia no fue la más acertada. Ahora, Europa se propone movilizar la financiación. Esto lo puede hacer a través del Banco Central Europeo, como van a hacer todos los Bancos Centrales del mundo (el inglés, la reserva federal americana, el japonés, el chino...).

Esta movilización la van a hacer a través de los Estados miembros. En España ya se ha aprobado el Ingreso Mínimo Vital por lo que Navarra dispondrá de unos 50 millones más para políticas sociales ya que los beneficiarios recibirán la Renta Garantizada, superior al Ingreso Mínimo Vital que lo pone el Estado y Navarra lo complementa. También se ha aprobado un fondo de 16.000 millones, a repartir entre las comunidades autónomas. Se dice que no es reembolsable y será para reparar los daños que se han producido por la pandemia. A Navarra le deben corresponder 256 millones de euros, si aplicamos el 1,6 %, porcentaje utilizado en el Convenio. En el art. 54-c Navarra debe pagar ese porcentaje de todas los intereses y cuotas de amortización de todas las deudas del Estado. Es decir, que tanto los 50 millones que los navarros van a recibir del Estado por el IMV como los 256 millones del Fondo para reparación de daños de la pandemia, Navarra los debe pagar en el futuro.

En resumen, podemos concluir que Navarra dispondrá de más recursos (50 más 256 millones) pero también tendrá que pagar en el futuro esas mismas cantidades y los intereses correspondientes cada año.

El autor es economista