n respuesta a la presentación, a bombo y platillo, del anteproyecto de planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos (RSU) de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (MCP) en Imarcoain, queremos comunicar que estamos en contra del mismo porque es ineficiente, además de un despilfarro económico y un ataque al medio ambiente. Se nos presenta una inversión para dicha planta de 70 millones de euros, más otros 8 millones de euros para la implantación de tarjetas electrónicas en los contenedores de materia orgánica y Resto. Tienen que justificar esas multimillonarias cifras ya que la planta, según ellos, va a hacer “maravillas”: duplicar las toneladas de “recuperación” de residuos. Obtener metano para los camiones de la basura y para los autobuses del TUC. Tratar conjuntamente la materia orgánica sucia y limpia, además de los envases. Va a ser la “única” en su género en España, etc. Y todo gracias a su alta capacidad de rendimiento por la incorporación de un sistema innovador, “integrado” y “flexible” que permite realizar esas “maravillas”. ¿A qué nube se han subido las cabezas rectoras de la MCP?

Bajen a tierra y empiecen a pensar en cómo cumplir y hacer cumplir los principios básicos de las leyes y directivas sobre residuos:

1. Tasas por generación (quien contamina, paga).

2. Separación selectiva en origen y obligatoria, (supondría la práctica eliminación del nefasto Resto).

3. Proximidad entre generación y tratamiento, (habría una reducción drástica de la recogida y transporte con camiones y de su contaminación, sean de gasoil o de metano.

4. Prioridad en la obtención de compost de la materia orgánica o biorresiduos. Son la fracción más numerosa de los residuos (entre el 40-45% del total) y su compostaje, fácil y económico, aporta grandes beneficios a los suelos de cultivo.

5. Tratamientos descentralizados con autosuficiencia y simplicidad técnica, flexibles ante posibles cambios y abiertos a la participación de la ciudadanía.

Bajen y vean los nocivos efectos de la covid-19, que agravarán la situación económica global, originando aumento del paro que afectará especialmente a las clases más desfavorecidas, por lo que será necesario aumentar el gasto social. No esperen ayudas de la administración pública, tanto europea como autonómica, que van a aumentar su endeudamiento y ya están revisando sus presupuestos. A pesar de todo ello hacen cuentas millonarias para la planta de tratamiento y sin embargo se olvidan de que es imprescindible contar con un vertedero, ya que el actual de Góngora se cerrará el día 1 de enero de 2023... una inversión totalmente necesaria sea cual sea el tratamiento que propongan. La MCP debe prever una disminución drástica de ingresos (ya ha dicho que en el TUC son 6 millones de euros los perdidos en el primer semestre de 2020). ¿No van a plantear un nuevo presupuesto de acuerdo a la situación de emergencia social? ¿De verdad creen los señores Campión, Amorena, Miranda, etcétera, que se van a recibir tantas ayudas públicas para su faraónico proyecto? ¿No piensan en ahorrar manteniendo la planta de envases actual en Góngora y totalmente funcional hasta el año 2028, en vez de montar otra en Imarcoain?

La MCP lleva incumpliendo la legislación, con sus vertidos de biorresiduos en Góngora, no solo durante 10 años (como dice el señor Campión), sino al menos 15. Nunca han cumplido el Decreto 1481/2001 que desde 2006 limita la cantidad de esos vertidos. Es más, a pesar de la solicitud del Ayuntamiento del Valle de Aranguren y de las presiones de grupos ambientalistas para instalar una planta de compostaje junto al vertedero inaugurado en 1992, no quisieron construirla y así llegamos al cierre del mismo. El Gobierno de Navarra de entonces autorizó el funcionamiento del vertedero sin la construcción de algo tan fundamental como una planta de compostaje. Si se hubiera realizado en su día, hace ya 28 años, probablemente no estaríamos hablando hoy del incumplimiento de los vertidos de biorresiduos y de que sea el vertedero la empresa de la Comarca con las mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

La MCP recibió el consejo-propuesta del Gobierno de Navarra de instalar una planta de bioestabilización para los residuos de la fracción Resto, al estilo de la existente en Cárcar, perteneciente a la Mancomunidad de Montejurra. Rechazó la propuesta y el posible apoyo técnico-económico anexo a ella. El equipo directivo de la MCP ha visitado en Alemania plantas del modelo que quieren montar en Imarcoain; el de tratamiento mecánico-biológico (TMB) de los residuos de Resto. Modelo que se repite, con ligeras diferencias, por toda Europa. En España son más de 120 plantas de TMB, y no consiguen, en promedio, más que un 5% de materiales (plásticos, latas, textiles, tetrabrics…) aptos para el reciclaje. El metano sale inutilizable por la gran cantidad de impurezas de la fracción Resto y el coste de depuración para usarlo como combustible es muy alto; el puré digerido tras el proceso de biometanización suele llevarse a enterrar, porque no llega al mínimo de calidad del peor de los fertilizantes. Hubiera sido más productiva esa visita a Alemania para traer la idea e instalar aquí el sistema de recuperación de envases, el sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR), que allí alcanza niveles de reutilización y reciclaje de envases superiores al 90%.

La MCP tiene desde hace varios años diversos estudios y anteproyectos de plantas de compostaje y de su gestión, donde se recomienda la descentralización de las mismas, pero han despreciado esas opciones. Sin embargo, la dirección de MCP habla con entusiasmo de la extracción de toda la energía (metano) posible de los biorresiduos, cuando tanto los expertos como los sucesivos ministerios de medio ambiente europeos recomiendan el compostaje frente a la biometanización y desaconsejan la construcción de plantas de biometanización por su alto coste (artículo 6,5,1 del Plan Estatal Marco de Residuos Pemar). El citado Pemar establece que en el caso de que se opte por la biometanización o valorización energética, hay que “limitarla a los rechazos procedentes de instalaciones de tratamiento y a materiales no reciclables” (lodos de depuradoras, subproductos de la ganadería no aptos para consumo humano, purines, etcétera). En Imarcoain, se pretende biometanizar la totalidad de los biorresiduos, incluyendo los recogidos selectivamente en el 5º contenedor. Un fraude a la ciudadanía, al suelo agrario y al medio ambiente.

El anteproyecto de planta de MCP será una “super-máquina” para, tras un “paripé” de tratamiento, poder enterrar sin miedo a sanciones. Eso sí, a un coste brutal. Con ese modelo de su gestión, la MCP seguirá incumpliendo las directivas europeas y estatales que propugnan la protección del medio ambiente, la lucha contra el cambio climático y la Economía Circular. Ya no podrán decir que no se le han ofrecido alternativas y oportunidades. El Gobierno de Navarra debe decidir.

Firman este artículo: Jesús Arbizu Txurio(Compañía de las Tres Erres Reducir, Reutilizar, Reciclar) y Pablo Lorente Zapatería (Fundación Sustrai Erakuntza)

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