arlos Gimeno, consejero de Educación del Gobierno de Navarra, ha cumplido un año en el cargo y es verdad que no le ha tocado un curso fácil, pero también es cierto que las cosas se podían haber hecho de otra manera. Las necesidades del sistema educativo navarro son grandes y la comunidad educativa necesita respuestas y soluciones que no llegan. Repasemos sus errores.

Es conocida la euskerafobia que padece Gimeno, quien durante la anterior legislatura impulsó la prohibición por ley de la lista única en la enseñanza y gracias a ella, entre otras cosas, hoy en día los profesores navarros son los únicos en las administraciones del Estado que aún dominando sus dos lenguas, son condenados a trabajar solo en una de ellas, poniendo los privilegios de los monolingües por encima de los bilingües. En la misma dirección, en los últimos meses ha impedido el derecho a estudiar en euskera que se les reconoce legalmente en Mendigorría y el conflicto ha llegado a los juzgados. En la Formación Profesional y en la UPNA no se han dado avances claros para que el alumnado euskaldun pueda continuar sus estudios en euskara.

Durante todo el curso pasado la demanda de las trabajadoras de 0-3 ha sido bajar las ratios y mejorar el sueldo. Al ciclo 0-3 hay que reconocerle en la práctica real el carácter educativo, no meramente asistencial, homologar y dignificar las condiciones laborales de las trabajadoras y pasar a ser competencia del Departamento de Educación. Para eso ya existía una planificación detallada, pero se ha guardado en el cajón y no se ha hecho nada.

En este periodo crítico en el que el fortalecimiento de los servicios públicos es fundamental y la inversión en educación estratégica, el Departamento ha aprovechado el periodo covid-19 para empezar a aplicar recortes: si a principios del curso pasado se redujeron los recursos para implementar el programa de coeducación Skolae, las dos medidas que se iban a implementar este curso en virtud del pacto de enseñanza pública firmado no se han llevado a cabo, y el nuevo acuerdo mermado de ikastolas y enseñanza concertada lo ha aprobado con la firma del 1% de la representación sindical. La mayoría parlamentaria ha puesto solución a ello, veremos si el PSN lo respeta. Por otro lado, ha expulsado de la mesa de negociación a los representantes de los trabajadores de la enseñanza concertada y, al igual que el alumnado y las trabajadoras no docentes, no tienen interlocución directa sobre la situación de la pandemia con el Departamento. La mesa de trabajo sobre las ikastolas puesta en marcha en la anterior legislatura tampoco ha tenido continuidad.

Centrándonos en la gestión de la epidemia, Gimeno ha conseguido una fotografía histórica, nos ha unido a todos los sindicatos de la enseñanza de Navarra -red pública y concertada- que desde mayo estamos reclamando un protocolo consensuado para el retorno presencial que, además de la salud, tenga en cuenta criterios pedagógico afectivos y que no ponga toda la responsabilidad en la dirección y los trabajadores. Aunque se han mantenido reuniones con algunos agentes (no con todos) en junio y agosto, no se han tenido en cuenta por el momento sus propuestas. En Navarra no se realizará la inversión necesaria para rebajar los ratios con el fin de hacer frente de forma efectiva a la especial situación pedagógica y emocional vivida por el alumnado en los últimos meses y poner los recursos necesarios para dar un tratamiento adecuado a la diversidad y superar las brechas agudizadas durante el confinamiento. Muchos alumnos han pasado seis meses sin tener contacto con el euskera, pero no se ha hecho ninguna planificación para hacer frente a esta situación. Durante el confinamiento apenas se han cubierto las sustituciones y en el curso que acaba de comenzar, si la situación empeora, habrá que afrontar la grave situación con escasos recursos humanos y educativos multiplicando el esfuerzo del profesorado y del personal no docente. Tampoco se está ofreciendo formación adecuada sobre salud y nuevas tecnologías que necesitan los trabajadores de la educación. En cambio, el Consejo Escolar de Navarra sí realizó un proceso participativo, en el que LAB ha hecho sus aportaciones, y en junio elaboró un documento consensuado que tenía en cuenta el enfoque pedagógico, pero el Departamento lo ha ignorado. La falta de diálogo del Departamento ha hecho surgir el Foro Educativo que agrupa a alumnado, trabajadores, padres y madres y, si Gimeno sigue haciendo oídos sordos, se intensificarán las protestas que ya se están realizando.

Se ha perdido una oportunidad inmejorable para transformar de forma consensuada con los agentes educativos de abajo a arriba un sistema educativo agotado, acordando un nuevo modelo educativo basado en competencias y metodologías activas y cooperativas, una evaluación educativa, con una perspectiva morada y verde, que aproveche nuevos espacios, descentralizado, participativo, que supere las brechas... que en definitiva ponga al alumno como sujeto y sus necesidades en el centro. La pandemia ha dejado más patente la necesidad de construir nuestro propio sistema educativo, consensuado y diseñado aquí con leyes y currículos propios, sin hacer seguidismo de Madrid. Tenemos derecho a decidir qué tipo de enseñanza queremos.

Ha pasado el verano sin que se llevaran a cabo las reflexiones, consensos y transformaciones que eran imprescindibles. Vamos tarde y ahora solo se están poniendo petachos. Familias, trabajadores y alumnos estamos muy preocupados pero Gimeno no nos da las respuestas y soluciones que necesitamos. El protocolo impuesto cambia día a día sin criterio creando incertidumbre. Nuestra mano está tendida pero mientras el consejero no tome una actitud negociadora y de llegar a acuerdos con la comunidad educativa por el bien del alumnado y de la educación navarra, solo nos queda movilizarnos.

LAB Enseñanza Navarra

Se ha perdido una oportunidad inmejorable para transformar de forma consensuada con los agentes educativos de abajo a arriba un sistema educativo agotado