a explotación sexual y la trata de personas debe quedarse en nuestra retina con la convicción de que "con la trata, no hay trato". Es un atentado a los Derechos Humanos y, por tanto, objetivo de las políticas de transformación social. La trata de personas, según definición del Protocolo de Palermo, es "la captación, el traslado, el transporte, la acogida o la recepción de una persona utilizando la violencia, amenazas, engaño, rapto, el abuso de poder o abuso de la situación de vulnerabilidad u otros elementos de coacción con el fin de someterla a explotación y lucrarse con su actividad".

Los fines de la trata pueden ser muy variados y van desde la explotación laboral hasta la extracción de órganos, pasando por la trata con fines de explotación sexual que afecta, en su mayoría, a mujeres y niñas (el 95%). Por tanto, es de obligado cumplimiento aplicar la perspectiva de género y el análisis feminista para verlo, enseñarlo, abordarlo y solucionarlo.

Los datos son escalofriantes: en el mundo, 1,8 millones de personas son víctimas de este delito, cuya magnitud y rentabilidad solo es equiparable al tráfico de drogas y de armas. El negocio de las redes de explotación sexual genera un beneficio en la UE de más de cinco millones de euros al día. La trata de seres humanos con fines de explotación sexual sigue siendo, con diferencia, la principal forma de trata en la UE. Según los datos estadísticos, para el periodo 2013-2014 se contabilizaron 10.044 víctimas registradas, el 95% de ellas mujeres y niñas. El Estado español es ya el primer país con más casos registrados en la Unión Europea, y por sus características de ilegalidad es muy difícil contabilizar con exactitud. El Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, dependiente del Ministerio de Interior, estimaba el año pasado en 23.000 las mujeres es riesgo de esclavitud sexual en nuestro país.

Delito que va en aumento con las políticas de ilegalidad de personas inmigrantes y la falta de vías seguras para las personas refugiadas. La Comisión Europea señala que existen indicios contundentes de que la crisis migratoria ha sido aprovechada por las redes delictivas implicadas en la trata de seres humanos para actuar contra las y los más vulnerables, en particular las mujeres y las niñas.

Lo dicen los diversos feminismos (independientemente de sus diferencias), las ONG y los organismos internacionales. Hay que actuar más y mejor contra la trata de personas, y en particular contra la trata con fines de explotación sexual.

Han pasado años desde que el 23 de septiembre de 1913 se promulgó en Argentina la Ley 9.143, la primera norma legal en el mundo destinada a luchar contra la explotación sexual. Conocida también como la Ley Palacios. Basándose en esta normativa, la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas instauró el 23 de septiembre como el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas. Lo hizo en coordinación con la Conferencia de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka, Bangladesh, en enero de 1999.

De entonces a hoy se ha visibilizado, nombrado, sensibilizado, redactado leyes para perseguir y detener a las mafias, protocolos de detección y acompañamiento. Sabemos que darle la vuelta es costoso. Pero en este camino lo más importante, además de todo lo que ya se ha hecho y aprobado, es que afinemos el objetivo, poniendo la mirada en ellas, las mujeres y niñas que la viven, dándoles el status de sujetas de derechos, empoderadlas y escucharlas para la búsqueda de soluciones.

Es necesario dejar claro que contra la trata hay que abolir la Ley de Extranjería que la permite y justifica. Contra la explotación sexual, llamar a las cosa por su nombre, sin eufemismos, actuar con los medios que ya se tienen contra traficantes y proxenetas y escuchar en directo a las mujeres que ejercen prostitución para darles salidas dignas y aceptadas por ellas, empezando por el Ingreso mínimo vital u otros derechos de ciudadanía.

Con ello contribuimos a cambiar el estigma que las (nos) marca y ponerlo en la necesidad de avanzar colectivamente hacia una sociedad acogedora, igualitaria, que deje de ver el cuerpo de las mujeres y niñas como una mercancía sexual. Una sociedad en la que los hombres reflexionen, escuchen la verdad de boca de ellas y del feminismo. No la que el patriarcado les cuenta. Que participen contra la violencia hacia las mujeres en todos los contextos. También en el de la trata y explotación sexual. Con campañas como "6 de cada 10 hombres no pagamos por sexo". ¡Súmate! Para esto es muy recomendable ir a ver la exposición Mentiras y realidades, de Médicos del Mundo, porque con la trata, no hay trato.

La autora es técnica de Igualdad, pedagoga y exparlamentaria. Lunes Lilas Navarra