os vocablos del epígrafe sirven adecuadamente puesto que uno origina al otro. El covid-19 se originó en China para propagarse a todo el mundo, y España ocupa el segundo lugar de fallecimientos y de afectados en todo el planeta.

En el aspecto económico están cerrando empresas porque no son rentables o porque su baja rentabilidad no cubre las necesidades del local, y muchísima gente se está quedando en el paro.

En lo que respecta al aspecto académico, en un principio se nos dijo que los niños pequeños no podían ser afectados, y sin embargo, al comienzo del curso han empezado a hacer pruebas y algunos de ellos han dado positivo, con lo cual se han cerrado algunos centros escolares. En el último trimestre del pasado curso no se trabajaron los contenidos curriculares de las unidades didácticas de la programación general.

Son muchos los padres que son reticentes a mandar a sus hijos al colegio por miedo a un posible contagio, ya que también algunos docentes han enfermado. También los adultos, ya sean padres o docentes, en algunos casos se están contagiando, con lo cual estamos atenazados, bloqueados, dudosos y con un miedo atroz.

Al no haber trabajado los contenidos del último trimestre anterior, se tendrá que retomar de partida la materia académica que quedó sin impartir en su día, y demorar el presente curso. Muchos alumnos sufren desfase escolar por este motivo y las aulas de refuerzo y apoyo se van a ver desbordadas masivamente. En los casos más significativos, por esta problemática, tutora-orientadora y docente tendrán que elaborar conjuntamente un ACI (Adaptación Curricular Individual). Significativo o muy significativo, dependiendo del nivel curricular del alumno.

El ACI es una adaptación de los contenidos curriculares de la programación ordinaria, enfocada a apoyar al alumnado que no llega a alcanzar los mínimos curriculares de aprendizaje cognitivo y de habilidades sociales. Sería idónea una atención individualizada y personalizada, que nos permitiera ahondar exhaustivamente en las materias en las que el niño flaquea.

En cuanto al ACI, se aúna con las distintas modalidades que existen en los centros, que son el TGD (Trastorno General del Desarrollo), y la UCEE (Unidad Curricular Educación Especial). Ambas modalidades consisten en trabajar unidades educacionales didácticas. En la TGD se trabaja con un alumnado (con un ratio de 7 alumnos por aula) de educación especial, que está a tiempo casi total en su aula específica. Se integra en el curso que les corresponda a cada alumno por edad cronológica (diferente de la edad mental). Aunque esta circunstancia varía en cada centro, debería haber dos cuidadores, uno en dicha aula para cumplir con la función didáctica, y otro fuera de ella para el comedor y otras actividades lúdicas .

Otra modalidad de educación especial es la UCEE. En este aula están escolarizados niños adolescentes, con los que se trabajan las matemáticas y el lenguaje, y el resto de las áreas, lo hacen en su aula grande, pero con una adaptación muy significativa, que sea acorde con su nivel intelectual.

En la situación actual, con este alumnado de educación especial, se potencia y se acentúa el grave distanciamiento de contenidos académicos.

Las medidas preventivas del coronavirus son viables con la salvedad de que algunos alumnos no las cumplan y enfermen y contagien a los demás.

Con los discentes o alumnos con un grave retraso escolar, se suele trabajar basándose en unos criterios de mínimos académicos. Semanalmente se les pasa a un aula de refuerzo, y se trabaja personalizadamente cada uno de los casos de los afectados con necesidades básicas por la dislexia, la hiperactividad, el síndrome de Asperger, el autismo, la inmersión lingüística, el absentismo escolar... y se trabaja con ellos en áreas instrumentales como el lenguaje y las matemáticas.

La problemática actual que tenemos, que es no tener suficientes docentes contratados, perjudica seriamente al alumnado ya que se arriesga a quedar rezagado y lastrado al tener que arrastrar la materia pendiente del último trimestre del curso anterior.

En todo lo reseñado anteriormente, he explicado los desfases escolares actuales que están frenando el avance personal y académico.

Pero es que además, el absentismo que hubo en su día y el que sigue habiendo a causa de los efectos del covid-19, sigue siendo un peligro que nos acecha y puede abocar a los centros docentes cerrados y confinados.

Muchos padres trabajadores dejan a sus niños en muchas ocasiones con los abuelos, y estos son personas de potencial alto riesgo. De manera obligatoria e imperiosa, estos padres no siempre tienen recursos personales para cuidar de los niños y tienen muchas veces que recurrir al apoyo de los abuelos para cuidar a los nietos. Lamentablemente, aunque haya riesgo de contagio, hay muchas personas que no tienen otra opción que recurrir a los mayores pese a los peligros que ello conlleva, incluso en el caso de que se hayan tomado las medidas preventivas pertinentes. Con el cierre intermitente de algunos centros se ha acusado esta situación que no termina de ver la luz, y el pesimismo y el desasosiego produce un grave malestar generalizado.

Ojalá llegue la famosa vacuna e inmunice a todos los niños y adultos, para así poder llegar a una situación que no sea tan caótica como la que estamos viviendo actualmente.

Y para terminar, tenemos que aceptar todas las medidas preventivas con premura y celeridad para que no se agrande el desfase escolar de todo tipo de alumnado.

La autora es exprofesora de Pedagogía Terapeútica