on este titular cualquiera pensaría que voy a hablaros de los vaivenes de un hijo/a adolescente. Aunque algo tiene que ver con la adolescencia, pero la de las personas adultas, absortas en ansiar todo lo que ven, consumir más y más en busca del bienestar y la comodidad. Y en este sinsentido de crecimiento y consumo continuado, ante una emergencia climática y de biodiversidad, nuestros gobernantes siguen obnubilados con el cada día más. Y lo han disfrazado de verde, porque hoy lo verde vende más. Todos son verdes, Iberdrola, Naturgy, Repsol, BP, Shell,... todos los que nos han traído hasta esta situación climática y todavía se lucran a través de combustibles fósiles, ahora son verdes. La imagen es el eslabón principal de la venta para vender más y atraer más votos también.

Y Navarra camino hacia unos fondos europeos siguiendo el rumbo de decenas de años atrás, en busca de lo macro.

Por un lado el TAV, que no va a resolver nuestros problemas de movilidad internos y sus emisiones, pero va a poner a trabajar la obra pública y las cementeras. Por cierto, proceso industrial entre los más contaminantes en lo que respecta a emisiones en Navarra y cuya tecnología (potentes hornos a base de combustibles fósiles) aún no sabemos cómo vamos a volver renovables. Pero hay que crecer, de manera constante, es el progreso. Sí, como hace decenas de años.

O el Canal de Navarra, sí, más cementeras también al servicio de un modelo de actividad que necesitará gran insumo de fertilizantes (procedentes de minería o fósiles) y de pesticidas, que continuarán contaminando los acuíferos y aguas superficiales in eternum en la zona media y sobre todo Ribera de Navarra. Crecer en esta actividad es progreso, como hace decenas de años. Contaminar, bueno, todos queremos crecer y progresar. La Ribera necesita agua de calidad para boca, riego y procesos industriales, pero la actividad que ha dejado inservibles sus fuentes de suministro seguirá creciendo y contaminando al servicio del progreso.

Y en esta vorágine de consumo y comodidad el tejido comercial se prepara a lo macro o mega a través de centros comerciales, donde encontrar de todo a mano. Pero esta batalla la ha ganado con creces la industria, que nos lo pone todo en la mano y en la puerta de casa, Amazon y Aliexpress. Modelo comercial nada despreciable en cuanto a emisiones, pero otros países como China también tienen derecho a crecer. Y por fin, el desarrollo renovable, con sus megaparques eólicos y solares. El futuro, el progreso verde. Imagino las 500 hectáreas que tiene mi término municipal llenas a más no poder de estructuras solares, como Adiós o Uterga. Contar a mi hijo que yo paseé por sus caminos, viendo trigales, que había laderas con matorral y hasta algo de bosque, a la vez que nos seguimos paseando por el polígono industrial en que se ha convertido todo el término. Y lo mismo con los gigantes eólicos en nuestras cumbres, laderas y caminos. Y seguiremos con la pérdida de biodiversidad, como venimos haciendo desde hace decenas de años.

Para nuestros políticos, todo muy verde, sean del color que sean. Pequeñas acciones puntuales y residuales, mínimas, que nos van a permitir hablar de circularidad. También se van a adueñar de esas palabras, economía circular. Pero tengo esperanza, porque la tecnología y el conocimiento humano nos permite implementar otros modelos de crecimiento, no tanto con este de escala. Pero también es de progreso.

Hace decenas de años que personas comprometidas en todos los sectores, aunque residuales en los mismos, trabajan en la verdadera economía circular. Pienso en Jauregia, explotación ganadera ecológica de vacuno de leche, transformación del producto y venta en circuitos cortos (km. 0), con envases modelo de cristal que reutilizan recogiéndolos en los puntos de venta, cuidando y conservando el medio natural en el que viven y el bienestar animal. Y compradores comprometidos con un producto de calidad. Allí tenían que estar con fuerza las ayudas de la PAC, ¿eh?. Y como ellos decenas de productores ecológicos que no piensan en tener cada día más, sino poner en nuestras manos productos, bienes o servicios de calidad y sostenibles. Sin renunciar a la comodidad de la vida moderna siendo sostenibles con el medio en el que viven.

Y los científicos, catedráticos expertos en el medio natural y sus relaciones con nosotros nos advierten. Vivimos en la Tierra, y si no sabemos conservarla, no hay otro planeta. Y dependemos de las relaciones que mantenemos con ella y su equilibrio. Bueno, llevan haciéndolo al menos desde los años 50, me viene el recuerdo de Rachel Carson (divulgadora y científica ejemplar).

Así que, ¿quién sabe?, las próximas generaciones tal vez necesiten la Luna.

El autor es biólogo ambiental y agrícola

Tengo esperanza, porque la tecnología y el conocimiento humano nos permite implementar otros modelos de crecimiento