a recién estrenada Administración Biden ha trasladado en estas últimas semanas al mundo los detalles de su plan fiscal. En una economía tan globalizada como la que vivimos, este anuncio ha llegado, acompañado de otros gestos del electo presidente americano, como un soplo de aire fresco tras la era trumpista.

La nueva fiscalidad de la Administración de EEUU se compone de tres pilares. El primero es el aumento del Impuesto de Sociedades del 21% actual al 28%. En Navarra actualmente los tipos de este impuesto van, en términos generales, del 10% al 28%.

El segundo es adoptar medidas contra las empresas que tributan en otros países con un tratamiento fiscal más favorable. ¿Cómo? Animándolas a repatriar sus beneficios, aumentando los impuestos sobre sus ganancias en el extranjero, a la vez que se introduce un tipo mínimo efectivo del 15% sobre los beneficios después de impuestos declarados en las cuentas de resultados consolidadas.

El tercero supondrá que la Administración Biden quiere dejar de ayudar a las empresas de combustibles fósiles e incentivar la producción de energías limpias, en línea con una buscada economía sostenible y verde.

La Casa Blanca sabe que tiene que negociar y debatir en torno a su propuesta, y no va a ser nada sencillo.

La secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, argumenta que el plan de subida de impuestos "es mutuamente beneficioso" para el país y las empresas. "La reforma tributaria no es un juego de suma cero, con las empresas en un lado y el Gobierno en el otro. Hay políticas que son mutuamente beneficiosas, auténticos win-win".

Hay que apuntar que el planteamiento americano no hace sino dar continuidad a la deliberación cooperativa entre Estados en el seno de la OCDE y a las iniciativas legislativas de la Comisión Europea en esta materia.

En España el debate también está servido. La fiscalidad está viva y, sin duda, nos enfrentamos a dos retos mayúsculos donde ésta, la política fiscal, ha de jugar un papel muy importante.

El primero de los retos es afrontar el desafío que suponen las economías digitales y sus bases imponibles. El segundo es hacer frente a la pandemia y la postpandemia.

Desde el Gobierno de Navarra, y más aún, desde nuestra singularidad fiscal, somos plenamente conscientes de ambos retos.

Las respuestas que se han dado en la primera fase de la pandemia han sido y siguen siendo de ayudas. En la segunda, en la que estamos ya inmersos, de reactivación y salida de esta pesadilla llamada covid-19, estamos hablando de cambio de modelo desde la justicia social y fiscal.

Navarra no puede escapar a los vientos europeos y globales.

El camino en este 2021 ya ha comenzado con la puesta en marcha en nuestro país de las Tasas Google y Tobin.

La decisión del Gobierno de Navarra de crear un grupo de personas expertas en materia tributaria es un paso clave y necesario que ha de arrojar importantes conclusiones en materia fiscal, donde es necesario profundizar en cada uno de los impuestos, en sus beneficios fiscales, en el retorno a la sociedad de estos beneficios, en el cumplimiento de sus fines.

Y esta reflexión es necesaria hacerla de la mano y escuchando a nuestro tejido productivo, a las empresas, generadoras de empleo, de innovación, de desarrollo económico. Hay que hacerla dialogando con el sector empresarial socialmente responsable. Dando voz a las pymes y autónomos, pero también a las medianas y grandes empresas, porque hemos de dejar atrás planteamientos contrapuestos y relaciones laborales de confrontación y pasar a la colaboración pensando en el win-win del que nos habla la secretaria del Tesoro de EEUU.

El reto es mayúsculo y por ello debemos afrontarlo de forma conjunta. Solo así podremos legar a las generaciones futuras una sociedad en la que las personas tengan mayores oportunidades para su desarrollo. Será, además, el mejor homenaje que podremos hacerles entre todos a los que ya no están junto a nosotros.

La autora es consejera de Economía y Hacienda del Gobierno de Navarra

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